jueves

"Y allí en el dibujo... ¡estaba la huella dactilar de Leonardo!"

Intento, como Leonardo, mantenerme niño de mente. Y cada vez descubro más cosas que no sé. Nací en Windsor de dos administrativos. Soy un fósil y creo en el servicio público: no cobro por peritar. Participo en Creativity Science and Art,del Institut de Recerca Biomèdica.


... Suelen ir acompañadas de informes tan largos como tediosos, pero el mes pasado fui a un programa de la tele suiza y me trajeron un dibujo bellísimo sobre pergamino de una joven...

¿Tuvo usted una corazonada?

Había sido atribuido a un pintor alemán del XIX y había sido subastado en Christie´s de Nueva York por apenas 12.000 euros...

Y usted dijo que era un Da Vinci y ahora vale 147 millones de dólares.

... Y, sí, me dio un salto el corazón, pero desde ese momento todo mi esfuerzo mental fue no creer que el dibujo era de Leonardo.

¿Por qué?

Porque en cuanto lo crees, pierdes la lucidez y conviertes el resto del peritaje en un ejercicio de darte la razón a ti mismo.

Y la verdad nace de la humildad.

Cualquier investigación empieza sólo cuando aceptas tu ignorancia y no resistes tu curiosidad. ¡Debería ver las inacabables "listas de personas a las que preguntar" que hizo Da Vinci! Estaba siempre preguntando a otros que él sabía que sabían más que él.

¿Cómo supo que era un Da Vinci?

Los infrarrojos revelaron que allí en el dibujo estaba... ¡la huella dactilar de Leonardo!

¡Cómo saben que no era de otro?

Leonardo manoseaba sus obras y dejó muchas de sus huellas dactilares de hace 500 años que se han tomado - incontestables-del San Jerónimo y de otras pinturas suyas.

¿Son suficientes como prueba?

Sin ser concluyentes contribuyen a dar solidez al peritaje, construido por otras muchas evidencias: si una sola falla, todo el informe se cuestiona. Por ejemplo, si el vestido del cuadro no fuera el de la época, aunque estuviera la huella no podría asegurar la autoría.

¡Enhorabuena! ¿Cuánto ha cobrado?

Si cobrara de quien me consulta, sería juez y parte, porque tendría interés en demostrar que es un Da Vinci para poder cobrarle.

Algo le darán: ¡ellos se han forrado!

Mire: supongo que soy un dinosaurio, pero aún creo en el servicio público: yo no he cobrado jamás ninguna comisión de nadie. Mi sueldo de Oxford me es suficiente.

¿Leonardo colma todo su intelecto?

Él está en todo y todo está en él: a mí ya no me sorprende que me sorprenda, pero sigue sorprendiéndome con nuevas sorpresas.

Deme otra sorpresa davinciana.

Coordiné un equipo de un ingeniero de dinámica de fluidos del Instituto de Tecnología de California y un cirujano cardiovascular y analizamos los dibujos del sistema cardiaco de Da Vinci.

Y...

Cinco siglos después, Leonardo descubrió al doctor Francis Welsh nuevos detalles sobre el músculo cardiaco que han llevado al cirujano a introducir modificaciones en su protocolo de intervención.

¿Cómo logró Leonardo esa perfección?

Porque no era un pintor cualquiera que copia la imagen de algo. Para Da Vinci, el dibujo es la forma suprema de conocimiento.

¿En qué sentido?

Antes de dibujarlo, Leonardo tenía que desconstruir la realidad del objeto y su funcionamiento: entenderlo a fondo. Y al dibujarlo, la reconstruía. Así era capaz de recrear todas las conexiones de la realidad.

Y le interesaba todo: corazón o avión.

Porque el conocimiento es universal o no es. Y no es una constatación mística, sino puramente racional: dibujar el mundo era su manera de aprehender su unidad.

Pero sus aviones no podían volar.

¡Cómo que no! Yo mismo hice construir a la empresa Skysport de aviones antiguos un ala delta siguiendo el diseño de Da Vinci, a su vez tomado de los murciélagos. ¡Y voló! Planeó de forma suave y eficiente.

Ya no me sorprende que sorprenda.

Por eso, cuando mire un Leonardo, no mire una pintura. Piense que está viendo un diálogo entre las estructuras cognitivas de nuestro cerebro y las de la naturaleza.

Volveré a mirar la Mona Lisa.

Ha citado usted un complejo tratado de anatomía: ¡no la mire! Trate de entenderla.

¿Dónde está el misterio?

No lo hay. No hay misterios, códigos ni místicas. Leonardo es complejo, pero nada esotérico. Al contrario, es un convencido empirista. No hay nada en la mente que no esté fuera de ella en la naturaleza, por eso sólo le interesa lo que puede experimentar.

Da Vinci era homosexual: ¿eso cuenta?

No es determinante en su obra. Al parecer, uno de cada siete hombres tiene tendencias homosexuales y eso incluye algunos genios, pero no significa que todos los homosexuales sean genios. Leonardo sublimó su necesidad de placer en su búsqueda de la verdad.

¿No tuvo un gran amor... o muchos?

Era un hombre hermoso, muy guapo y muy querido y afectuoso, pero autocentrado. Y le dedicaron cartas entusiastas.

¿No se prodigaba en versos?

He dedicado mi vida a estudiar sus notas y doy fe de que en esas miles de páginas no hay nada personal. Para él, la gran aventura del hombre - de todos los hombres-era explicar la realidad.

¿El secreto Da Vinci?

Cuatro quintas partes de sus manuscritos han desaparecido. La quinta es una lección de humildad: los amigos se reían de Leonardo porque siempre hacía preguntas y más preguntas. Como un niño.




Pensamiento lateral
Kemp me cuenta que Da Vinci siempre llevaba una listita como de la compra de personas a quienes tenía que preguntar cosas. Y ahí aparecía la verdad: en la ausencia de soberbia y avaricia. Kemp con su firma hace que un dibujo valga 150 millones de dólares y no cobra un céntimo. También para Da Vinci el dinero sólo era medio para su aventura: descubrir el todo en la minucia (la lógica del universo en el ala de un murciélago) y la eternidad en ese instante. Ni la alucinación del bolsillo ni la de la carne dieron más placer a Leonardo - yo diría que ni al abnegado Kemp-que la mayor tarea que nos propone la existencia: explicarla. Y, de camino, preguntarla: como los sabios y los niños.




http://www.lavanguardia.es/free/edicionimpresa/20091116/53825340730.html

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