jueves

En publicidad no es lo mismo un "puñetazo en el ojo" que una "patada en los güevos"




http://www.youtube.com/watch?v=4XZ-77kDkBY





Lamentable... Esa es la palabra con la que resumiría esta campaña creada para la bebida energética CULT.

Y digo lamentable, porque algunos creativos vuelven a confundir el tocino con la velocidad, y nos presentan un alegato de la violencia y la marginalidad como "glamouroso" argumento de seducción para el segmento más joven de su target.

En muchas ocasiones he hablado de la responsabilidad que tienen las marcas en la construcción del modelo educativo y ético de nuestra sociedad. El papel que la publicidad juega en ese proceso va más allá de la mera corrección formal y conceptual en su comunicación. Las marcas son parte corresponsable en la definición de unos modelos culturales, educativos y de conducta coherentes con los tiempos que vivimos.

Con esto no quiero decir que las campañas publicitarias tengan la obligación de seguir una estructura creativa políticamente correcta. Ni mucho menos. La publicidad (la buena) siempre se ha caracterizado por trabajar con maestría al límite de lo socialmente asumible. Y es ahí, en esa frontera de trazo muy fino, donde los creativos demuestran su valía.

El caso de hoy no es precisamente un ejemplo de esa clarividencia creativa de la buena publicidad. El spot, rodado en forma de plano subjetivo, convierte al espectador en un desenfrenado delincuente estresado por una sobredosis de cafeína. El compendio de actos violentos y delictivos que da forma al guión, no hace sino reforzar un posicionamiento totalmente desacertado. Ya se que habrá muchos que piensen que este tipo de mensajes llega y cala en el público más joven... que el concepto funciona porque facilita la identificación del target... Pero eso no me vale.

La "irresponsabilidad manifiesta" de la marca es un hecho. No se puede proponer un modelo de conducta ilegal, asocial y violenta con el objetivo de vender más. Y mucho menos, si hablamos de un target joven e inmaduro. Con lo fácil que hubiera sido aplicar el mismo planteamiento, pero focalizando el frenesí cafeínico a un modelo de conducta creativo, solidario y amable... En fin.

El caso de CULT viene a demostrar, una vez más, la oportunidad que tienen las marcas de contribuir a la mejora de la sociedad con modelos y valores de responsabilidad, respeto y solidaridad. Porque no hacerlo puede derivar en el establecimiento del código de "todo vale con tal de vender", puede conducir a una inexorable degradación de nuestra profesión y, lo que es peor, obligará al establecimiento de un estricto modelo legislativo que restrinja y coarte aún más la libertad creativa en materia publicitaria.

Ya va siendo hora de que a algunos "creativos" les expliquen que el famoso "puñetazo en el ojo publicitario" no es lo mismo que "una patada en los güevos". Puede parecerlo, pero está claro que no lo es.


http://lasblogenpunto.blogspot.com/2009/12/en-publicidad-no-es-lo-mismo-un.html

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