jueves

Inhibidores Latentes

Hace ya algún tiempo leí un libro de Eduardo Punset que recomiendo desde aquí llamado El Viaje Al Amor. En él se explica desde un punto de vista científico que le ocurre al cerebro de una persona durante las distintas fases del enamoramiento. Fue bastante interesante, pero lo mejor de todo fue un pequeño epígrafe a uno de los capítulos donde explica porqué una persona enamorada se centra por completo en el ser amado. Aviso que no me he vuelto loco ni quiero cambiar la temática del blog hacia el romanticismo o las novelas de Corín Tellado. Seguimos hablando de música como siempre, pero me gustaría transcribir en primer lugar la interesante teoría que expone Punset en su libro:

Se está comprobando que el porcentaje de creativos en el mundo del arte es mayor que en la comunidad científica. ¿Porqué? La respuesta tiene que ver con unos circuitos cerebrales que el neurólogo inglés Mark Lythgoe llama inhibidores latentes. Cuando se activan esos circuitos cerebrales tendemos a filtrar y hasta eliminar toda la información o ruido ajenos a la tarea que se está ejecutando: leer un libro en un tren de cercanías abarrotado de gente, bajar el correo electrónico, escalar una montaña o hacer el amor. Esos inhibidores latentes han permitido focalizar la atención en una tarea en detrimento de lo aparentemente irrelevante, garantizando con ello la supervivencia de una persona o una idea en un momento dado.

Son unos circuitos cerebrales fabulosos para sobrevivir pero - y éste es el nuevo y sorprendente hallazgo - incompatibles con el pensamiento creativo. Los artistas son, en promedio, más creativos que los científicos, simplemente porque no les funcionan bien los inhibidores latentes. En lugar de concentrarse en el objeto de su investigación, sabiendo cada vez más de menos hasta saberlo todo de nada, los artistas mantienen la mente abierta al vendabal de ideas, consistentes las unas y enloquecidas otras, que les llegan del mundo exterior. No logran focalizar toda su atención en un solo tema, como hacen los científicos.

Ahora resulta que el pensamiento creativo necesita de este vendabal. Es muy fácil leer un libro en el tren cuando los inhibidores latentes funcionan bien. Todo lo que no conviene o es irrelevante no hace mella; ni el ruido ni el pensamiento de los demás. Pero con este tipo de inhibidores es sumamente difícil ser creativo. La creatividad requiere una apertura constante de espíritu y confianza en las ideas y opiniones de los demás, de todo lo que flota alrededor, que difícilmente puede darse cuando los inhibidores no tiene imperfecciones flagrantes. Sólo cuando fallan se puede ser creativo.

Mientras leía esta parte del libro no pude evitar extrapolar esta interesante teoría al mundo de la música. ¿Quiere eso decir que hemos encontrado la diferencia básica entre un prolífico compositor y un melómano empedernido? Si tomamos las palabras de Punset al píe de la letra, los inhibidores latentes de un gran compositor no funcionan adecuadamente, mientras que los de un consumidor insaciable de música trabajan a pleno rendimiento. Este tipo de teorías dan un poco de miedo, ya que parecen sentenciar de por vida a cada persona en uno u otro grupo. Si esta hipótesis es cierta, resulta curioso hasta que punto puede condicionarnos la biología: Paul McCartney siempre será incapaz de leer un libro en el autobús mientras yo nunca podré componer una canción como Yesterday.



http://dylanbyrds.blogspot.com/2009/12/inhibidores-latentes.html

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