jueves

Si de “blogazos” es la guerra que se nos hace…

Basta con testimoniar lo que vivimos, con sus matices y claroscuros, con la riqueza infinita de esta realidad nuestra, para tener ganada la principal parte de la batalla, que nunca sería frente a un puñado de cibercontra, sino a favor de la verdad sobre Cuba

Vladia Rubio

Linkeando por el ciberespacio, encontré no hace mucho los puntos de vista de alguien que comentaba acerca de cómo conducirnos ante el nuevo escenario de confrontación sobre el tema Cuba aparecido en la blogosfera.

El articulista interrogaba: “Evidentemente hay que defenderse, pero cómo, porque cualquier respuesta parece contribuir a la celebridad que quiere evitarse: si los refuta los valida; si los ignora los confirma; si son reprimidos se potencian y si no son reprimidos también se potencian.”

Ante ese supuesto callejón sin salida, el propio autor proponía una solución: “solo el desarrollo cultural del sujeto bien informado sirve de antídoto al veneno de la propaganda bloguerizada.”

No coincido exactamente con él. Suena bonito pero pudiera resultar una preparación artillera contra gorriones. Ni siquiera creo que se necesite permanecer atado al más actual acontecer noticioso, y tampoco engordar desesperadamente el acervo cultural para estructurar contra respuestas a tal “ofensiva”.

Ahora que, felizmente, encuentro la posibilidad de acceder sin mayores complicaciones a bitácoras como Generación Y -oportunidad que, según mi humilde parecer debía haberse propiciado hace mucho-, me persuado luego de leer post tras post, que bastan el sentido común, el apego a la honestidad y ese sentido de amor patrio -que no necesariamente es sinónimo de posiciones políticas, ver Martí- para desmontar sus mensajes. No hablo ya de la autora, porque el prestigio y crédito se lo confiere a cada cual su propia obra, no los premios. Que lo diga si no García Márquez, quien esperó más de una década para recibir el mismo premio Ortega y Gasset conferido a esa muchacha desconocida.

Es cierto que a quienes nos movemos en las redes sociales desde Cuba y por Cuba, no nos asiste el apoyo tecnológico y financiero que sustenta a los diseños mediáticos y las campañas gestadas desde la otra orilla. Sin duda, esa falta de paridad en el acceso a los recursos limita el eco de nuestras voces: se puede hablar claro, pero se escucha bajito.

No debería entenderse que me refiero a defensas a ultranza de absolutamente todo lo que acontece en el ámbito nacional, porque estaría calzando exactamente el mismo zapato de la unilateralidad que lleva los pasos de Sánchez Cordero. Basta con testimoniar lo que vivimos, con sus matices y claroscuros, con la riqueza infinita de esta realidad nuestra, para tener ganada la principal parte de la batalla, que nunca sería frente a un puñado de cibercontra, sino a favor de la verdad sobre Cuba.

Ante esos que no aspiran a debatir sino a torcer a toda costa el destino elegido por la inmensa mayoría de los cubanos (”¿Por qué no podríamos hacer un capitalismo sui géneris?” Yoani Sánchez en entrevista concedida a Mauricio Vicent, de El País), ante los que tergiversan de manera burda el momento que vivimos, la posición es bien distinta. Enrique Ubieta, director de “La Calle del Medio”, la concretó de manea diáfana y certera: “El diálogo es para encontrar un espacio común de convivencia; el debate para clarificar posiciones divergentes o contrarias. Ambos presuponen el respeto al derecho ajeno y excluyen la imposición. Pero si el objetivo no es convencer, sino imponer, si el país o la persona que discrepan tienen como único fin de sus actos el derrocamiento de su adversario, la toma del poder, si existe una intención expresa de subversión, entonces hablamos de confrontación y del derecho de la Revolución a defenderse.”

Sin embargo, en nuestros intentos por hacerle espacio a ese periodismo ciudadano del que hablo, quizás pudiéramos contar con otros apoyos que no requieren de recursos materiales pero si de dedicación, convencimiento y compromiso. ¿Por qué, por ejemplo, aun son tan escasos los periodistas que utilizan esta u otras plataformas para contar, narrar y cronicar la vida en la Isla?, ¿por qué no abundan y se diversifican los comentarios de los visitantes en nuestras bitácoras? Es verdad que la conectividad permanece limitada en el país -y sobre ello daré mi opinión próximamente-, pero al menos los colegas que tienen posibilidades de navegación, pudieran aportar sus propios puntos de vista -no necesariamente coincidentes con los autores. Porque me tropiezo a diario en esta bitácora casi siempre con los mismos visitantes, quienes, desde distintos ángulos, reiteran sus mismas posiciones.

Qué bueno sería encontrar una mañana que mis compañeros de profesión están también dialogando con aquellos que aquí comentan, y que, por lo regular -no digo todos-, van o vienen de otros blogs donde ya dijeron algo parecido. Qué bueno sería que como mismo algunos periódicos y sitios digitales usan de fuente a esos que posteando hacen activismo político contra la Revolución cubana, también nuestros medios de comunicación pudieran nutrirse de las bitácoras que junto a ellos pretenden tributar a la construcción colectiva de sentido, adecuándose al nuevo sensorium, al decir de Jesús Martín-Barbero.

Alguien que no ama la tierra donde nació, recientemente se complacía en apuntar la inexperiencia de los cubanos ante este tipo de enfrentamientos a activistas políticos con máscara de bloggers. Y es verdad, nos estrenamos en estas lides, que algunos sobredimensionan hasta concederles la importancia que no alcanzan; y otros minimizan o simplemente pretenden ignorar; imitando al avestruz. Yo, por mi parte, evocando aquella histórica exhortación martiana: “De pensamiento es la guerra mayor que se nos hace: ganémosla a pensamiento” opto por adecuarla a la presente coyuntura: Si de “blogazos” es la guerra que se nos hace, ganémosla a “blogazos.”



http://www.cubaperiodistas.cu/noticias/diciembre09/07/05.htm

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