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¡Echemos a andar la creatividad!

En esta época vertiginosa, con cambios constantes, el crecimiento y descubrimiento de nuevas ramas de la ciencia y la caída de viejos sistemas y formas de dirección, se antoja la innovación como un tema que deba ser recurrente en las altas esferas de las empresas mexicanas.

Las empresas innovadoras cultivan sin duda la curiosidad y ponen a prueba los modelos de tiempo atrás. Lo que indica que todas aquellas que la deseen, tendrán que apostar a la creatividad de sus empleados.

Quizá ese sea un problema presente en el espectro de las organizaciones locales. Pocas son las que se atreven a invertir en procesos o modelos que estimulen la lluvia de ideas y el pensamiento creativo de su gente, independientemente del giro que tengan.

Un caso excepcional, es el ejemplo de: Alejandro Ramírez de Cinépolis, que tiempo atrás invirtió en un proyecto para que la gente que asistía al cine aportara ideas para mejorar los servicios y la imagen de los conglomerados.

Desconozco si de ahí mismo surgió el hacer un corporativo con paneles solares y sistemas de ahorro de agua dentro de un área de 10 mil metros cuadrados. Lo que ahorra un 30 por ciento de energía.

Lo anterior pone un plus al buen servicio y a la garra de los Ramírez por ser una empresa mexicana en constante crecimiento. ¿Pero qué sucede con muchas otras que quedan en el camino?

Sin ser conscientes de ello, las organizaciones orientadas a maximizar el desempeño suelen enfrentar serios obstáculos a la hora de poner en práctica la capacidad de creación. Los gerentes se ajustan a los modelos mentales vigentes en la industria y restringen su aptitud para el “pensamiento posible”, que equivale a reconocer las oportunidades, actuar frente a ellas y responder a las amenazas.

Pero en realidad no se dan cuenta que necesitan comenzar a cuestionarse las reglas para poner en marcha todo aquello que muchas veces no sale bajo un estricto apego a lo establecido.

Lo importante es: proyectar un ambiente y una cultura que le permita a todos los integrantes de la organización ir a exponer sus ideas por muy “locas” que parezcan. Piense diferente sin dejarse guiar por los estrictos cánones de una empresa formal. Consideremos lo que hizo Steve Jobs cuando transformó Apple, hoy es el máximo creativo en su área.

La creatividad, en especial en las organizaciones, es un proceso colectivo. La gente piensa que viene del cielo, pero por lo general surge del encuentro entre diferentes disciplinas. Casualmente, además, el 60 por ciento de las innovaciones en diversos campos fueron hechas por personas ajenas a la disciplina.

Es por ello que en México, deberían tener nuevos enfoques educativos. Sin abandonar la enseñanza en áreas fundamentales, como la lectura, la escritura, las matemáticas, también debe prestarse la atención al pensamiento creativo y alentar a los estudiantes a cuestionar las ideas, incluso las de sus maestros.

Las ideas son como polvo de oro, y si el sistema es incapaz de capturarlas y evaluarlas la organización es la que pierde. El desafío no se limita alentar la innovación. Es necesario, que la gente sea capaz de cultivar la curiosidad y que los grandes directivos puedan también retener a su gente y formar equipos que incentiven la creatividad entre sí y que no tengan nada que pueda limitarlos.

Es hora de que los grandes empresarios reconozcan la importancia de la creatividad y la pongan como una de sus prioridades si es que quieren salir airosas en competitividad con sus iguales globales.



http://publimetroblogs.com/expresodenegocios/2010/01/11/%C2%A1echemos-a-andar-la-creatividad/

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