miércoles

Campañas publicitarias anti-tabaco


En las últimas semanas hemos venido recopilando campañas de publicidad de temáticas concretas (coches, manos o violencia de género). Todas con un denominador común: anuncios con altas dosis de creatividad e ingenio.

En esta ocasión hemos optado por realizar un compendio de anuncios anti-tabaco. La mayoría suelen utilizar la salud y el bienestar como argumento principal de su estrategia de comunicación. Es un punto de vista lógico, sin embargo no siempre funciona. Posiblemente porque, en ocasiones, la excesiva crudeza que emplean con el fin de que su mensaje impacte y cale en la audiencia produce el efecto contrario. Un claro ejemplo de este tipo de campañas es el que vino utilizando la DGT hasta no hace mucho tiempo. Aquí os dejo un ejemplo: “Mi novia no tuvo un accidente, a mi novia la mataron”.




Y es que la sutilidad es un aspecto crucial de la creatividad publicitaria. La gente suele mostrar rechazo por aquellos anuncios que, a pesar de ir con la verdad por delante, tiñen de negro nuestro futuro y nuestras expectativas. El pesimismo impacta, pero no vende.

Por otro lado, no debemos perder de vista que el objetivo de la “publicidad social” no es impactar, sorprender o captar la atención de la gente (no es branding), sino modificar un determinado comportamiento que por una u otra razón se considera perjudicial para el global de la sociedad. Como efectivamente ocurre con el tabaco.

Y ojo que no sólo hablamos de la salud de los ciudadanos (no seamos tan ingenuos), también nos referimos a los millones de euros que a la Seguridad Social le cuesta todos los gastos médicos y sanitarios relacionados con las enfermedades causadas por el tabaco.

Por esta razón me atraen tanto las campañas que enfocan su mensaje desde un punto de vista distinto, incluso inesperado. En el caso de la publicidad anti-tabaco, mostraremos algunos ejemplos en donde en lugar de centrarse en la salud, lo hacen en otros conceptos como la influencia negativa del tabaco en nuestra higiene personal o en nuestras relaciones sociales.

Un enfoque más fresco, más imprevisto. Y puede que más efectivo, ya que aporta ciertas ventajas frente a la visión más tradicional, como por ejemplo el horizonte temporal. Siempre he creído que el temor, el miedo es un sentimiento proporcional a su proximidad. Es decir, que la publicidad me muestre como acabarán mis pulmones dentro de 25 años si sigo fumando, no me obliga a un cambio de conducta inmediata. Todavía está lejos, todavía tengo tiempo para dejarlo.

Sin embargo, si un anuncio consigue reducir esa “distancia temporal” tras la cual empezaré a sufrir los efectos del tabaco, la cosa cambia. Si la publicidad se centra en transmitirme que si sigo fumando, mi físico se resentirá (dientes y dedos amarillos, piel seca, mal aliento, olor, etc) y que encima eso me afectará en mis relaciones sociales y en mi aceptación dentro de mi entorno, quizás me plantee mucho más en serio el dejarlo. Porque ya no estamos hablando del largo plazo, el peligro es mucho más cercano, y por tanto, mucho más real.

Aquí os dejamos una buena muestra de anuncios anti-tabaco con distintos mensajes . Disfrutad mientras yo echo unas caladitas … o no.







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