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La creatividad y el mito del componente innato

Siguiendo con esta serie de posts sobre la creatividad, en esta ocasión quiero hablar sobre un tercer mito: la difundida creencia respecto de que existe una predisposición innata que determina nuestra posibilidad de crear.

Por un lado, hay muchas personas que piensan de sí mismas: -”Yo no soy creativo” o “Yo no nací creativo”.

En el extremo opuesto, está la idea de quede cualquiera puede, mediante la simple aplicación de algunas técnicas, aprender creatividad como aprende quien costura o ikebana, desmintiendo todo aspecto innato de la capacidad creadora. Esta visión es también muy difundida y uno de sus principales exponentes es Edward De Bono.


Este enfoque supone la existencia de dos tipos de pensamiento: llama pensamiento vertical al tipo de pensamiento más habitual, basado en el encadenamiento lógico de ideas y su evaluación a través del juicio racional; en oposición al concepto de pensamiento lateral, que se caracteriza por la ruptura de dicho encadenamiento y la suspensión del juicio crítico. Éste resulta fundamental en la generación de ideas.

Así, proliferan los cursos para ayudar a pensar creativamente, teniendo como elemento importante la técnica del ‘Brainstorm’ o ‘Tormenta de Ideas’.

Una sesión de Brainstorming, de acuerdo a los escritos de quién lo ideó, Alex Osborn, tiene cuatro reglas básicas:

Durante el ejercicio no se permite la crítica;
Cuanto más extravagante sea una idea, mejor, ya que siempre puede moderársela en una instancia posterior.
Se prioriza la cantidad a la calidad.
Se aprecian las combinaciones y perfeccionamientos, es decir, todos deben usar las ideas de todos para mejorarlas o generar nuevas ideas.
En base a estas reglas se produce una literal “tormenta de ideas”. Una vez concluída, se realiza el juicio crítico de las ideas surgidas, se descartan las que no sean fecundas y se profundizan las que abren direcciones hacia la solución del problema.

Este enfoque se apoya en una serie de supuestos. Por un lado, considera que el pensamiento “normal” no sirve a la hora de resolver problemas creativamente, dado que se mantiene dentro de carriles habituales. También supone que la producción de muchas ideas, incrementa la posibilidad de conseguir buenas entre estas. Finalmente, centra todo su énfasis en la etapa de generación de propuestas, y si bien en general esta etapa es hallada como la más complicada, no es la única del proceso creador en la que pueden surgir dificultades.

Más útil que aplicar una técnica, yo creo, es intentar ser conscientes de cuáles son los bloqueos que nos dificultan producir respuestas novedosas, ya que, conociendo sus orígenes, tal vez nos sea más sencillo librarnos de ellos.

De acuerdo a James Adams, se puede dividir a los bloqueos a la creatividad en tres tipos: perceptuales, culturales y emocionales.

Los bloqueos perceptuales tienen que ver con nuestra aproximación al problema. Entre otros ejemplos, pueden englobarse bajo esta clase:

las dificultades en la delimitación exacta de cuál es el problema a resolver.
los inconvenientes lingísticos y definicionales en la comprensión del mismo.
los que se generan por las imperfecciones introducidas por nuestros sentidos en la observación o medición de fenómenos.
la dificultad de hallar relaciones entre puntos vinculados, pero para las cuales no tenemos suficiente evidencia.
la de distinguir correctamente causas y efectos.
Los bloqueos culturales tienen que ver con la influencia de las normas sociales en nuestra vida. La ruptura de este tipo de reglas requiere de un esfuerzo significativo, ya que puede implicar ser mal visto por los demás. Este tipo de bloqueos se acentúa con la socialización. Algunos ejemplos podrían ser:

la necesidad de ceñirse a pautas prefijadas en cuanto a modo de pensar o de actuar.
los juicios prematuros generados por la necesidad de mostrarnos prácticos y económicos.
ser demasiado competitivo o demasiado cooperativo, hasta el límite de reducir la capacidad de actuar.
dificultades en innovar por la influencia de la costumbre.
confiar excesivamente en la lógica.
ser dogmático con las propias ideas.
no manejar correctamente el rol de la experiencia previa en la generación de alternativas.
Finalmente, los bloqueos emocionales se ocasionan por la influencia de nuestros sentimientos. Las emociones intensas pueden convertirse en un obst culo, en varios casos. Son ejemplos:

el temor a equivocarse o a hacer el rídiculo, que puede causar que omitamos plantear nuestras ideas libremente.
el tomar como agresiones personales a las críticas.
la falta de paciencia.
ponerse demasiado a la defensiva.
ser demasiado inseguro.
la falta de fuerza de voluntad para poner en marcha el trabajo.
En esto, como en todo, no es bueno limitarse a unas pocas herramientas sino contar con varias. El Brainstorm es sumamente efectivo en problemas que requieren encontrar una solución muy distante de todo lo conocido, ya que permite lograr ideas que el juicio crítico podría vetar. Aporta una buena manera de “ordenar” a través del desorden la dinámica en grupos grandes o muy heterogéneos, permitiendo a todos tomar parte. Es razonablemente efectivo en la ruptura de muchos de los bloqueos. Y, finalmente, resulta sencillo de intentar.

En otros casos, el juicio crítico y el avance escalonado son una estrategia mejor. Resulta poco conveniente en grupos grandes y variados, donde la obtención de consenso pueda resultar complicada. Su efectividad aumenta a medida que la gente conoce mejor al resto de los miembros y su modo de trabajo. Es el método más apto para encarar aquellos problemas en que es mejor trabajar individualmente que en grupos. Aprovecha mejor el conocimiento disponible sobre el problema.

El Brainstorm sirve para destrabar situaciones en las que el juicio crítico es inefectivo. Sin embargo, si no se llega a ese punto, resulta más productivo y económico. Limitarse a cualquiera de los dos, únicamente, es restar en vez de sumar. Aplicar cada uno en el contexto y el momento adecuado conduce a los mejores resultados.

En definitiva, al tener que tomar partido sobre en qué medida la creatividad es innata versus desarrollada, una vez más seré moderado en mi conclusión. Si bien la existencia de bloqueos emocionales y culturales resulta una barrera para la creatividad, en su mayoría no se trata de características innatas ni inalterables. La inseguridad parece ser la barrera “innata” más difícil de superar.

Todas las capacidades humanas se atrofian si no se usan y se desarrollan hasta cierto punto con el entrenamiento. Es obvio que, aún cuando hubiera pasado años enteros en el gimnasio, yo jamás podría haber desarrollado el físico de Arnold Schwarzenegger. Pero también es obvio que si hubiera entrenado todos esos años, me hubiera parecido más a Charles Atlas que al “pobre alfeñique” del aviso (los lectores más viejos recordarán el célebre dibujito de las revistas de Archie!).

Por esa razón, es fundamental proponernos usar y desarrollar la capacidad creadora que tenemos, hasta donde “nos dé el cuero”. No buscar los espacios para crear en la vida cotidiana es la mejor receta para realmente terminar “no siendo creativos”.

Resolver acertijos es una manera de intentarlo. Y si no, siempre estamos a tiempo de probar con ésto…



http://spanish.bilinkis.com/2009/11/la-creatividad-y-el-mito-del-componente-innato/

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