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Putas y marketing

El País y elpais.com comenzaron el domingo una serie de denuncia sobre la explotación sexual en España, sobre la prostitución, sobre "la esclavitud invisible", como los propios diarios impreso y on line del Grupo Prisa la califican.

La serie es interesante y valiente: está muy documentada, los reporteros han contado con medios y con tiempo para hacerla, lo relatan muy bien. "Si rompo las reglas, mi 'madame' tiene derecho a matarme", se titulaba el texto principal de la primera entrega. La segunda entrega, ayer, Aisladas en el club de carretera. En la tercera parte, publicada hoy, sin embargo, creo que el titular se queda cojo: Dice Unos trafican, otros ponen el burdel. Yo creo que hubiera sido más correcto éste: "Unos trafican, otros ponen el burdel y nosotros hacemos el marketing", porque El País es el diario español que más se lucra con los anuncios de prostitución. La prostitución es su principal anunciante, le genera más de 5 millones de euros al año, según cálculos fiables.

En el mundillo periodístico hay cierta expectación sobre la última entrega de la serie, en breves días. Hay quien dice que en esa fecha se reeditará un editorial sobre la prostitución que El País publicó el pasado 30 de diciembre y que remataba así:

"La erradicación de este tentacular mercado ilegal, que proporciona a sus cabecillas pingües beneficios, es compleja y dilatada en el tiempo. Exige, sin duda, perseguir sin tregua a las mafias; pero el negocio obviamente no funcionaría sin clientes. Tal vez sea necesario ampliar el foco y considerar la posibilidad de sancionar a quienes se benefician de esas ilegalidades de forma consciente ,como sucede en otros países europeos. Porque no es lo mismo tener relaciones sexuales con una mujer que ejerce libremente la prostitución -aunque el hecho de que medie un precio pueda considerarse un atentado a su dignidad- que mantenerlas con una persona aterrorizada y sometida en régimen de esclavitud, por una red criminal.
Las negritas son mías.

Pero hay quien confía en que, además, El País anuncie en esa última entrega de la serie que abandona su profesión de proxeneta, que renuncia a seguir en la esquina ("con su bolso de piel marrón, meneando el abanico", como dijo uno de sus columnistas) y suprime de un plumazo los anuncios de prostitución, como hicimos otros diarios cuando nos lo pidió el Congreso de los Diputados.

http://blogs.20minutos.es/arsenioescolar/post/2009/05/19/putas-y-marketing

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