domingo

Vivencia anticipada

Escrito por Carlos Cuauhtémoc Sánchez


Para obtener grandes resultados, empieza por visualizarlos con todo detalle, después actúa como si ya fueran un hecho. La vivencia anticipada marcará no sólo tus metas, sino tu personalidad y tu estilo de vida.
Actúa como un triunfador aunque no lo seas: habla, muévete, estudia, prepárate, practica, compórtate como la persona que te gustaría llegar a ser, antes de serlo. El joven que a los diecisiete años ahorra, hace negocios y lee las biografías de los millonarios del mundo, suele lograr una fortuna a los treinta y cuatro. La grandeza comienza a gestarse desde la infancia y, a partir de la juventud, se manifiesta en actitudes y hechos concretos. La vivencia anticipada es poderosa. Puede convertir a cualquier niño en líder, artista famoso, empresario, dirigente del mundo...


Etiquetas del carácter
Cuando una persona discute, es etiquetada como pendenciera. Si alguien hace trampa, lo adjetivamos como corrupto; un sólo error ocasiona tatuajes negativos. Muchos no merecen los tatuajes que les han puesto, pero se equivocaron una vez y la gente los reprobó para siempre. Lo peor es que ellos mismos lo creyeron y reforzaron el calificativo con sus actitudes.

Cuentan que los padres de un niño le decían: “Tú llegarás a ser presidente del país”. El niño creció con ese parámetro de referencia. Cuando comía y se ensuciaba la ropa, su madre cuestionaba: “¿Tú crees que un futuro presidente comería como tú lo haces?” Durante toda su vida, tomó decisiones en base a preguntas concretas: “¿Cómo haría sus tareas escolares un gobernante próximo? ¿Qué habilidades desarrollaría? ¿Qué libros leería? ¿Qué carrera estudiaría?” Así fue como, años después, llegó a ser un gran líder y presidente de su país.
Un niño debe tener a su alcance maestros que le demuestren su confianza, haciéndolo sentir que creen en él y que esperan mucho de él.


¡Te vas a caer!
Padres supersticiosos hacen hijos miedosos; padres seguros y preparados, hacen hijos grandiosos. Muchas madres se especializan en transmitir inseguridad a sus hijos vaticinándoles constantemente con voz de alarma: “Te vas a caer”, “te vas a lastimar”, “vas a perder tus cosas”, “vas a enfermar”, “se van a burlar de ti”... Usan la vivencia anticipada para endilgarles profecías de ruina. Como el cerebro es una computadora que procesa de igual manera información positiva y negativa, los niños terminan cayéndose, lastimándose, perdiendo sus cosas, enfermándose y convirtiéndose en el hazmerreír de todos. ¡Alerta! Padre, maestro: pronosticarle a un niño que le sucederá algo malo es igual a maldecirlo... ¡Nunca maldiga a un pequeño! Cuide su forma de hablar. Señale los peligros, pero jamás profetice resultados indeseados. En vez de amenazar a un niño con un: “te vas a caer” dígale: “hazlo con cuidado”. Si la situación es más grave, prevenga: “te puedes caer”, pero nunca utilice la expresión “te vas a...” Porque él se va a... lo que usted diga que se irá a...

La energía atómica puede construir o destruir; la vivencia anticipada también.

Miedo Inducido
Cuentan que un misionero evangelizaba a los negros del África mostrándoles pinturas dantescas de cómo los pecadores se consumían en las llamas del infierno. De pronto, uno de los nativos comenzó a reír y susurrar al oído de sus amigos. Todos soltaron la carcajada. El predicador preguntó: “¿Qué pasa?, ¿no les dan miedo estas imágenes?” El interprete contestó sonriendo: “Sí pero, ¿ya se fijó? ¡Todas las personas que están en el infierno, son blancas!”
Los bebés sólo nacen con dos temores: a los ruidos sorpresivos y a caer al vacío. El resto de los miedos se aprenden. Somos los padres, en nuestra incultura, quienes imponemos limitaciones a los niños. Al chico que se tropieza, su madre le dice: “¿Ya ves?, ¡por desobedecerme, Dios te castigó!” y el niño llora con verdadero terror pensando: “¿De veras Dios me castigó?” Así aprende a temer a quien debería amar.

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