El "método milagroso" de la "mnemotécnica"
Memorizar desde la lista de la compra del supermercado hasta un número de muchas cifras, pasando por recordar si se ha apagado la llave del gas o tomado la pastilla antes de irse a dormir, está al alcance de cualquiera que conozca la técnica adecuada.
El impacto de la memorización es aún mayor si el nexo se efectúa en base a contenidos de índole sexual, escatológica o fuertes, como las “palabrotas”
Puede imaginarse con “el ojo de la mente” que se echa un paquete de harina sobre la cabeza hasta quedar toda blanca, que se machaca unos huevos en la frente, que se frota ajo en los ojos y le escuece
Números de teléfono, direcciones, fechas de cumpleaños y aniversarios, cuentas bancarias... ¿Existe algún sistema sencillo para recordar una serie de datos, nombres, números o cualquier lista de elementos que no pueden memorizarse fácilmente?.
Este método no sólo existe sino que además está al alcance de todo aquel que se proponga aprenderlo y aprovecharlo, señala el experto en mnemotécnica José Luis Sanz, porque -explica- "mucha gente no tiene mala memoria sino que no sabe utilizarla".
La mnemotécnica o mnemotecnia (vocablo derivado de los términos griegos que designan “memoria” y “técnica”) consiste en una serie de procedimientos destinados a facilitar el recuerdo de algo, recurriendo para ello a la asociación de otras ideas más sencillas y habituales que lo traigan fácilmente a la memoria.
Para Sanz, “memorizar una larga lista de ítems, números o datos está al alcance de cualquiera que conozca la técnica adecuada”.
Este especialista en marketing y negocios, habituado a gestionar complejos programas de cooperación internacional con América Latina, no se propone mejorar la memoria natural, sino enseñar a “utilizar la agenda mental y apuntar información en ella”.
Asociaciones ilógicas
Afirma el experto que uno de los recursos más habituales para favorecer la retentiva consiste en hacer listas de palabras encadenadas a través de asociaciones ilógicas, exageradas, de movimiento, muy visuales y a menudo grotescas.
Según Sanz, las técnicas para la memoria consisten básicamente en efectuar eslabones o ganchos entre distintos conceptos para que los recuerdos surjan más fácilmente, y existen muchas escuelas, sobre todo basadas en las asociaciones lógicas.
Una técnica desarrollada por el estadounidense Harry Lorayne, en las décadas de 1950-60, permite efectuar asociaciones con un mayor impacto o huella en la memoria, que los métodos convencionales, por ejemplo basados en los juegos de palabras.
Según el autor de un libro que ya es un clásico de la mnemotécnica, “Cómo desarrollar una Super-Memoria”, lo mejor para recordar una cosa es exagerarla. Curiosamente, el impacto de la memorización es aún mayor si el nexo se efectúa en base a contenidos de índole sexual, escatológica o fuertes, como las “palabrotas”.
A más exageración, más retención
Para recordar una alfombra y un papel, el sistema tradicional propone por ejemplo visualizar a la primera envuelta en el segundo, mientras que para los partidarios de Lorayne, la mejor forma de recordarlo sería visualizar una enorme alfombra de papel que cubriera toda la habitación incluso sus paredes, de la cual se cortan trozos para hacer un paquete gigante.
“De todos modos, no hay recetas fijas. Lo importante es que cada persona efectúe su asociación con lo primero que se le ocurra o le venga a la mente, que es lo que siempre recordará, y que además practique los ejercicios mnemotécnicos hasta incorporarlos a su vida diaria como algo automático”, señala Sanz.
Para recordar números, los cuales no se pueden visualizar como las palabras u objetos, el truco es convertirlos en vocablos, que a su vez pueden asociarse después de modo ilógico. El sistema más sencillo consiste en adjudicar a cada cifra una o dos letras del alfabeto, relacionadas con su sonido, forma u otro aspecto.
Por ejemplo, se puede adjudicar al 1 la T (con forma de palo), al 2 la N (similares en forma aunque en distinta posición), al 3 la M (también parecidos), al 4 la R (puede imaginarse la erre de la palabra cuatro) y, al 5 la L (derivada de su escritura en números romanos).
“Al 6 puede corresponder la S (de sonido similar a seis), al 7 la C (asociada a los sonidos fuertes ca, que, qui, co cu), al 8 la f (que en minúscula y manuscrita se escribe parecida al número), al 9 la P (la letra mayúscula invertida es similar al número) y al 0 la Z (por su sonido)”, aconseja este experto.
Así, para recordar un número hay que asociar cada una de sus cifras a una letra y con ellas formar sílabas dando lugar a una palabra: por ejemplo el numero clave de una tarjeta electrónica 3496 puede recordarse con la palabra ‘mariposa’, (3=M, 4=R, 9=P y 6=S), y después exagerar su imagen, visualizando a miles de mariposas saliendo de la tarjeta.
Según Sanz, “esto que puede parece complejo de entrada, llega a hacerse casi de forma automática con la práctica; y a medida que se confía cada vez más en la memoria, más mejora”.
Por otra parte, para que se le grabe en la mente una larga lista de lo que debe comprar en el supermercado, una persona mayor puede visualizar cada elemento asociado a situaciones disparatadas o exageradas,
Puede imaginarse con “el ojo de la mente” que se echa un paquete de harina sobre la cabeza hasta quedar toda blanca, que se machaca unos huevos en la frente, que se frota ajo en los ojos y le escuece, que se come un bacalao entero vivo y coleando, o que se coloca un collar de galletas alrededor del cuello.
“Para recordar el nombre de una persona puede asociárselo a un rasgo o signo de su cara (Antonio, Anteojos), pero también se puede recurrir al método más sencillo de repetir 3 veces su nombre y apellido en el transcurso de la primera conversación que se mantiene con ella”, sugiere Sanz, que admite que “muchas veces simplemente no se recuerda algo porque no se atiende”.
http://noticias.terra.es/genteycultura/2009/0812/actualidad/creo-que-se-me-olvida-algo.aspx
Memorizar desde la lista de la compra del supermercado hasta un número de muchas cifras, pasando por recordar si se ha apagado la llave del gas o tomado la pastilla antes de irse a dormir, está al alcance de cualquiera que conozca la técnica adecuada.
El impacto de la memorización es aún mayor si el nexo se efectúa en base a contenidos de índole sexual, escatológica o fuertes, como las “palabrotas”
Puede imaginarse con “el ojo de la mente” que se echa un paquete de harina sobre la cabeza hasta quedar toda blanca, que se machaca unos huevos en la frente, que se frota ajo en los ojos y le escuece
Números de teléfono, direcciones, fechas de cumpleaños y aniversarios, cuentas bancarias... ¿Existe algún sistema sencillo para recordar una serie de datos, nombres, números o cualquier lista de elementos que no pueden memorizarse fácilmente?.
Este método no sólo existe sino que además está al alcance de todo aquel que se proponga aprenderlo y aprovecharlo, señala el experto en mnemotécnica José Luis Sanz, porque -explica- "mucha gente no tiene mala memoria sino que no sabe utilizarla".
La mnemotécnica o mnemotecnia (vocablo derivado de los términos griegos que designan “memoria” y “técnica”) consiste en una serie de procedimientos destinados a facilitar el recuerdo de algo, recurriendo para ello a la asociación de otras ideas más sencillas y habituales que lo traigan fácilmente a la memoria.
Para Sanz, “memorizar una larga lista de ítems, números o datos está al alcance de cualquiera que conozca la técnica adecuada”.
Este especialista en marketing y negocios, habituado a gestionar complejos programas de cooperación internacional con América Latina, no se propone mejorar la memoria natural, sino enseñar a “utilizar la agenda mental y apuntar información en ella”.
Asociaciones ilógicas
Afirma el experto que uno de los recursos más habituales para favorecer la retentiva consiste en hacer listas de palabras encadenadas a través de asociaciones ilógicas, exageradas, de movimiento, muy visuales y a menudo grotescas.
Según Sanz, las técnicas para la memoria consisten básicamente en efectuar eslabones o ganchos entre distintos conceptos para que los recuerdos surjan más fácilmente, y existen muchas escuelas, sobre todo basadas en las asociaciones lógicas.
Una técnica desarrollada por el estadounidense Harry Lorayne, en las décadas de 1950-60, permite efectuar asociaciones con un mayor impacto o huella en la memoria, que los métodos convencionales, por ejemplo basados en los juegos de palabras.
Según el autor de un libro que ya es un clásico de la mnemotécnica, “Cómo desarrollar una Super-Memoria”, lo mejor para recordar una cosa es exagerarla. Curiosamente, el impacto de la memorización es aún mayor si el nexo se efectúa en base a contenidos de índole sexual, escatológica o fuertes, como las “palabrotas”.
A más exageración, más retención
Para recordar una alfombra y un papel, el sistema tradicional propone por ejemplo visualizar a la primera envuelta en el segundo, mientras que para los partidarios de Lorayne, la mejor forma de recordarlo sería visualizar una enorme alfombra de papel que cubriera toda la habitación incluso sus paredes, de la cual se cortan trozos para hacer un paquete gigante.
“De todos modos, no hay recetas fijas. Lo importante es que cada persona efectúe su asociación con lo primero que se le ocurra o le venga a la mente, que es lo que siempre recordará, y que además practique los ejercicios mnemotécnicos hasta incorporarlos a su vida diaria como algo automático”, señala Sanz.
Para recordar números, los cuales no se pueden visualizar como las palabras u objetos, el truco es convertirlos en vocablos, que a su vez pueden asociarse después de modo ilógico. El sistema más sencillo consiste en adjudicar a cada cifra una o dos letras del alfabeto, relacionadas con su sonido, forma u otro aspecto.
Por ejemplo, se puede adjudicar al 1 la T (con forma de palo), al 2 la N (similares en forma aunque en distinta posición), al 3 la M (también parecidos), al 4 la R (puede imaginarse la erre de la palabra cuatro) y, al 5 la L (derivada de su escritura en números romanos).
“Al 6 puede corresponder la S (de sonido similar a seis), al 7 la C (asociada a los sonidos fuertes ca, que, qui, co cu), al 8 la f (que en minúscula y manuscrita se escribe parecida al número), al 9 la P (la letra mayúscula invertida es similar al número) y al 0 la Z (por su sonido)”, aconseja este experto.
Así, para recordar un número hay que asociar cada una de sus cifras a una letra y con ellas formar sílabas dando lugar a una palabra: por ejemplo el numero clave de una tarjeta electrónica 3496 puede recordarse con la palabra ‘mariposa’, (3=M, 4=R, 9=P y 6=S), y después exagerar su imagen, visualizando a miles de mariposas saliendo de la tarjeta.
Según Sanz, “esto que puede parece complejo de entrada, llega a hacerse casi de forma automática con la práctica; y a medida que se confía cada vez más en la memoria, más mejora”.
Por otra parte, para que se le grabe en la mente una larga lista de lo que debe comprar en el supermercado, una persona mayor puede visualizar cada elemento asociado a situaciones disparatadas o exageradas,
Puede imaginarse con “el ojo de la mente” que se echa un paquete de harina sobre la cabeza hasta quedar toda blanca, que se machaca unos huevos en la frente, que se frota ajo en los ojos y le escuece, que se come un bacalao entero vivo y coleando, o que se coloca un collar de galletas alrededor del cuello.
“Para recordar el nombre de una persona puede asociárselo a un rasgo o signo de su cara (Antonio, Anteojos), pero también se puede recurrir al método más sencillo de repetir 3 veces su nombre y apellido en el transcurso de la primera conversación que se mantiene con ella”, sugiere Sanz, que admite que “muchas veces simplemente no se recuerda algo porque no se atiende”.
http://noticias.terra.es/genteycultura/2009/0812/actualidad/creo-que-se-me-olvida-algo.aspx
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