La expresión “Efecto Mozart” se refiere a los efectos que puede producir a personas escuchar las melodías de W. A. Mozart (a nivel cognitivo).
En 1993, la psicóloga Frances Rauscher y el neurobiólogo Gordon Shaw de la Universidad de Wisconsin describieron que la exposición de 36 estudiantes durante 10 minutos de la sonata para dos pianos en re mayor (véase catálogo Köchel) tenía efectos positivos en las pruebas de razonamiento espacio temporal. Este efecto duraba unos 10 minutos. Fue publicado en 1993, en la revista Nature. Se intentó repetir estos experimentos y nunca se llegó al mismo resultado.
Independientemente de la validez que se dé al primer estudio sobre el efecto Mozart, la música clásica relajante se utiliza en salas de hospitales, ante intervenciones quirúrgicas, en fábricas, en bibliotecas, y en otros ambientes, buscando según los casos, relajación, concentración, memorización, creatividad, análisis y tranquilidad. Sin duda la música de Mozart, así como otros grandes maestros clásicos: Vivaldi, Bach o Teleman favorecen la relajación del sistema nervioso y fluir natural de nuestro ser interior.
El autor de estas investigaciones, Don Campbell, propone que el niño, desde su etapa fetal sea estimulado musicalmente por su madre. De este modo, mejorará su crecimiento, su desarrollo intelectual, físico y emocional y su creatividad. Con esto, se refuerzan los lazos afectivos madre e hijo. Este científico norteamericano explica por qué es la música de Mozart y otros compositores, y no la de otros estilos, la que induce estos efectos sobre el cerebro. Este efecto también sigue dando buenos resultados durante los primeros cinco años de vida, estimulo capaz de formar seres inteligentes pero además emocionalmente sanos. En los adultos, Mozart y otros autores de la época provocan estados de relajación y también les estimula la inteligencia, por lo que no está de más poner atención en unas cuantas composiciones.
http://www.pensamientoconsciente.com/?p=3855
En 1993, la psicóloga Frances Rauscher y el neurobiólogo Gordon Shaw de la Universidad de Wisconsin describieron que la exposición de 36 estudiantes durante 10 minutos de la sonata para dos pianos en re mayor (véase catálogo Köchel) tenía efectos positivos en las pruebas de razonamiento espacio temporal. Este efecto duraba unos 10 minutos. Fue publicado en 1993, en la revista Nature. Se intentó repetir estos experimentos y nunca se llegó al mismo resultado.
Independientemente de la validez que se dé al primer estudio sobre el efecto Mozart, la música clásica relajante se utiliza en salas de hospitales, ante intervenciones quirúrgicas, en fábricas, en bibliotecas, y en otros ambientes, buscando según los casos, relajación, concentración, memorización, creatividad, análisis y tranquilidad. Sin duda la música de Mozart, así como otros grandes maestros clásicos: Vivaldi, Bach o Teleman favorecen la relajación del sistema nervioso y fluir natural de nuestro ser interior.
El autor de estas investigaciones, Don Campbell, propone que el niño, desde su etapa fetal sea estimulado musicalmente por su madre. De este modo, mejorará su crecimiento, su desarrollo intelectual, físico y emocional y su creatividad. Con esto, se refuerzan los lazos afectivos madre e hijo. Este científico norteamericano explica por qué es la música de Mozart y otros compositores, y no la de otros estilos, la que induce estos efectos sobre el cerebro. Este efecto también sigue dando buenos resultados durante los primeros cinco años de vida, estimulo capaz de formar seres inteligentes pero además emocionalmente sanos. En los adultos, Mozart y otros autores de la época provocan estados de relajación y también les estimula la inteligencia, por lo que no está de más poner atención en unas cuantas composiciones.
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