martes

La creatividad. Medicina del alma.

La mente humana está diseñada para escuchar historias. Disponemos de un mecanismo que contrasta permanentemente las evidencias externas que el mundo nos ofrece con las referencias internas o conocimientos que ya se tiene del mismo.
Las personas comprendemos el mundo completando lo que percibimos del exterior con nuestras referencias internas. Seguramente esto se deba a la necesidad de contrastar lo que viene de fuera con lo interno y así saber si es conocido o desconocido, amigable o amenazante. Es un instinto que arraiga en la preservación de la vida.
Quien escucha tiene la cabeza llena de historias, lo único que necesita es un pequeño estímulo para desencadenaras.
Cuando escuchamos un relato aportamos la información que parece faltar para obtener la sensación de que nos identificamos con la historia.
El significado de los cuentos lo aporta el que escucha, no el narrador. El pensamiento subjetivo, en su divagación, produce nuevos significados.

En el museo pedagógico de París se guarda una estimulante redacción de un chico de 14 años sobre su percepción de la vaca.

La vaquita.
“El pájaro del que hoy voy hablar es el búho. El búho no ve de día y de noche es más ciego que un topo. No sé gran cosa del búho, así que continuaré con otro animal que voy a elegir, la vaca. La vaca es un mamífero. Tiene seis lados, el de la derecha, el de la izquierda, el de arriba, y el de abajo. De la parte de atrás sale un rabo del que cuelga una brocha. Con esta brocha espanta a las moscas para que no caigan en la leche. La cabeza sirve para que le salgan los cuernos y además por que la boca tiene que estar en alguna parte. Los cuernos son para combatir con ellos. Por la parte de abajo tiene la leche. Está equipada para que se la pueda ordeñar. Cuando se la ordeña la leche viene y ya no para nunca. ¿Cómo se las arregla la vaca?. Nunca he podido comprenderlo, pero cada vez sale con más abundancia. El marido de la vaca es el buey. El buey no es un mamífero. La vaca no come mucho, pero lo que come lo come dos veces, así tiene bastante. Cuando tiene hambre muge y cuando no dice nada es que está llena de hierba por dentro. Sus patas llegan hasta el suelo. La vaca tiene un olfato muy desarrollado, por lo que se la puede oler desde muy lejos. Por eso el campo huele tan puro.”

Las historias están dentro de nosotros.
Las historias están dentro de nuestra imaginación. Si eres capaz de superar el miedo al vacío narrativo, las historias acudirán a tu mente en las situaciones en que las necesites.
Te propongo el siguiente ejercicio para hallar la paz interior. Siéntate cómodamente e imagina como continúa cada una de estas ideas. Cierra los ojos y visualiza a nivel sensorial, imágenes, sonidos, aromas, sensaciones, etc…

“…paseas por el jardín de tu vida, cada árbol tiene escrito en una hoja una preocupación tuya. Poco a poco las recoges y las quemas. Las cenizas se expanden ante tu mirada y despejan el jardín. Después te viene a la mente otro pensamiento. ¿Cual es?


…buceas en el fondo de un lago, el lago de tu imaginación, cada pensamiento que tu mente tiene lo mete en una burbuja y la deja salir hacia fuera. Con la mente despejada se te ocurre que…

…caminas en un desierto caliente donde es díficil avanzar, a lo lejos se ve un oasis bellísimo con agua fresca con una fuente natural en la que refrescarte, y al asomarte al agua…

…desciendes en una pequeña barca por el cauce de un río, pasa con dificultad algunos rápidos y desembocas en un lago tranquilo, te sientes en paz contigo y con el mundo, entonces…”

Fuente: “Cuentos que curan” de Trinidad Ballester y Bernardo Ortín.

Buen karma y saludos.



http://www.franbarbero.es/2010/01/04/la-creatividad-medicina-del-alma/

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