S us padres vivían en Guernika pero su madre la trajo al mundo en la clínica San Camilo de Madrid, en el año 1967. Y a los veinte días de abrir los ojos hizo su primer "gran viaje", hasta la capital vasca de los Fueros, donde vivió los primeros siete años de su vida. Guarda gratos recuerdos de aquélla tierra y de aquélla gente.
A su padre, que era profesor de Historia, le fueron un día a casa a "explicarle" como tenía que enseñar la historia de España en el País Vasco y, al día siguiente, la familia se vino a Alicante.
La vocación política del cabeza de familia le marca la vida. Conoce a los políticos de la época, de la transición, se entremezcla con apellidos como Alperi, Gámir, Zaragoza, y como primogénita de cuatro hermanos se mete, también, en la política a la vez que se integra plenamente en la tierra donde vive.
Estudió, como su padre, Historia, en la Universidad de Alicante y, un triste episodio con un profesor, le lleva a licenciarse como profesora de Historia General y Geografía y no de Historia Antigüa, que es realmente su pasión.
Entre Rojales y Guardamar desentierra, en un programa de excavaciones, a la Dama del Cabezo Lucero, dirigía los trabajos el profesor Enrique LLobregat, al que admira, y se nota que siente cierta reverencia por él.
Pero se frustra su carrera de profesora de Historia y, en el año 90, es elegida concejala en el ayuntamiento de Alicante por el Partido Popular, la llamada había sido de Eduardo Zaplana, con el que acabó teniendo un "desencuentro". Se va a Valencia, a trabajar en la Federación de Municipios y Provincias, con Serafín Castellanos.
No le gustaba vivir en Valencia por lo que, tampoco hizo falta mucho para que, tras un casual encuentro con Hannibal Laguna, decide volver a cambiar de vida y se embarca en el mundo de la estrategia comercial, del marketing y de todas esas cosas de la comunicación empresarial, corría el año de 1997. Poco después, en clan familiar, da un paso más y crea lo que, hasta la fecha, ha sido su vida profesional, la empresa Año Cero MM comunicación. Los primeros pasos no fueron fáciles, recuerda, con pormenores, como tuvieron que llevar, a mano, el primer sofá para que, también su primer cliente, pudiera tomar asiento y contratarles "la primera cuenta". De aquéllos años todavía queda su hermana Laura, como socia en la empresa y muchas experiencias vividas. Tiene a su cargo a ocho personas, pero muchas más trabajan para su agencia.
"Nos dedicamos a las estrategias de comunicación integral ". Venden imaginación, ideas, talento y está convencida de que, sin estos elementos, un empresario puede estar más perdido que un pingüino en el desierto. Pero muestra un tono de desánimo al explicar lo poco que se valoran, en este país, todos estos trabajos.
"El talento creativo no se puede medir con nada, pero de él depende el futuro de muchas empresas". Afirma que nunca se discute el precio de un tornillo, pero se regatea el valor de la creatividad. "Eso pasa aquí, los clientes internacionales nunca lo discuten".
Lo mismo ocurre, me dice con vehemencia, en una empresa que en un partido político, " hay que tener clara la estrategia, saber de donde partimos y a donde queremos ir "
Y en tiempos de crisis todo esto no es importante, es fundamental, hay que pelear por el "trozo de quesito" que queremos.
Y hablamos de las empresas familiares, a las que admira, pero no entiende a los hijos que las heredan sin formación para asumir los retos del presente.
Elsa está separada desde hace unos meses, tiene un hijo de ocho años y una afición irrenunciable por el deporte, por la historia, por los viajes. Tiene también mucha experiencia y muchas ganas de vivir y seguir viva, se le nota.
A su padre, que era profesor de Historia, le fueron un día a casa a "explicarle" como tenía que enseñar la historia de España en el País Vasco y, al día siguiente, la familia se vino a Alicante.
La vocación política del cabeza de familia le marca la vida. Conoce a los políticos de la época, de la transición, se entremezcla con apellidos como Alperi, Gámir, Zaragoza, y como primogénita de cuatro hermanos se mete, también, en la política a la vez que se integra plenamente en la tierra donde vive.
Estudió, como su padre, Historia, en la Universidad de Alicante y, un triste episodio con un profesor, le lleva a licenciarse como profesora de Historia General y Geografía y no de Historia Antigüa, que es realmente su pasión.
Entre Rojales y Guardamar desentierra, en un programa de excavaciones, a la Dama del Cabezo Lucero, dirigía los trabajos el profesor Enrique LLobregat, al que admira, y se nota que siente cierta reverencia por él.
Pero se frustra su carrera de profesora de Historia y, en el año 90, es elegida concejala en el ayuntamiento de Alicante por el Partido Popular, la llamada había sido de Eduardo Zaplana, con el que acabó teniendo un "desencuentro". Se va a Valencia, a trabajar en la Federación de Municipios y Provincias, con Serafín Castellanos.
No le gustaba vivir en Valencia por lo que, tampoco hizo falta mucho para que, tras un casual encuentro con Hannibal Laguna, decide volver a cambiar de vida y se embarca en el mundo de la estrategia comercial, del marketing y de todas esas cosas de la comunicación empresarial, corría el año de 1997. Poco después, en clan familiar, da un paso más y crea lo que, hasta la fecha, ha sido su vida profesional, la empresa Año Cero MM comunicación. Los primeros pasos no fueron fáciles, recuerda, con pormenores, como tuvieron que llevar, a mano, el primer sofá para que, también su primer cliente, pudiera tomar asiento y contratarles "la primera cuenta". De aquéllos años todavía queda su hermana Laura, como socia en la empresa y muchas experiencias vividas. Tiene a su cargo a ocho personas, pero muchas más trabajan para su agencia.
"Nos dedicamos a las estrategias de comunicación integral ". Venden imaginación, ideas, talento y está convencida de que, sin estos elementos, un empresario puede estar más perdido que un pingüino en el desierto. Pero muestra un tono de desánimo al explicar lo poco que se valoran, en este país, todos estos trabajos.
"El talento creativo no se puede medir con nada, pero de él depende el futuro de muchas empresas". Afirma que nunca se discute el precio de un tornillo, pero se regatea el valor de la creatividad. "Eso pasa aquí, los clientes internacionales nunca lo discuten".
Lo mismo ocurre, me dice con vehemencia, en una empresa que en un partido político, " hay que tener clara la estrategia, saber de donde partimos y a donde queremos ir "
Y en tiempos de crisis todo esto no es importante, es fundamental, hay que pelear por el "trozo de quesito" que queremos.
Y hablamos de las empresas familiares, a las que admira, pero no entiende a los hijos que las heredan sin formación para asumir los retos del presente.
Elsa está separada desde hace unos meses, tiene un hijo de ocho años y una afición irrenunciable por el deporte, por la historia, por los viajes. Tiene también mucha experiencia y muchas ganas de vivir y seguir viva, se le nota.
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