Tengo un amigo que siempre va a tomarse un café a media mañana al mismo bar con sus compañeros de trabajo. Una mañana entró una vendedora de la once, la mar de pizpireta y cantando:
- Veeeendo cupooones, veeeeendo cupones, por un eurico gaaanas millones. Compradme un decimiiiillo
Y así un rato estuvo cantando la mujer mientras ponían los demás la cara más seria posible, que no evidenciara que estában reteniendo la risa a duras penas.
En cuanto salió por la puerta un parroquiano del bar soltó:
- No sabía si comprarle un cupón, porque lo mismo se lo tenía que pedir cantando: daaame un cupón, daaaaaame un cupóoon
Las risas fueron generalizadas. Lo que nunca supieron fue el motivo de la alegría desbordante de la mujer: ¿le habría tocado algún décimo a ella? ¿o es que estaba haciendo la ronda por todos los bares del barrio y no sólo vendiendo?
Eso, nunca lo sabremos…
http://tengounamigoque.wordpress.com/2009/11/30/nuevas-tecnicas-de-venta/
- Veeeendo cupooones, veeeeendo cupones, por un eurico gaaanas millones. Compradme un decimiiiillo
Y así un rato estuvo cantando la mujer mientras ponían los demás la cara más seria posible, que no evidenciara que estában reteniendo la risa a duras penas.
En cuanto salió por la puerta un parroquiano del bar soltó:
- No sabía si comprarle un cupón, porque lo mismo se lo tenía que pedir cantando: daaame un cupón, daaaaaame un cupóoon
Las risas fueron generalizadas. Lo que nunca supieron fue el motivo de la alegría desbordante de la mujer: ¿le habría tocado algún décimo a ella? ¿o es que estaba haciendo la ronda por todos los bares del barrio y no sólo vendiendo?
Eso, nunca lo sabremos…
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