domingo

Gente sola busca a...

Eso de relacionarse con las buenas personas hace mucho tiempo que se desfasó, algunos dicen que se pospone para nuestro retorno al Paraíso. Si es que existiera. Como las buenas personas. De encefalograma plano, cuchichean algunos. Algún atributo positivo tenía que adjudicarse a los benditos idiotas. O algún defecto deberían tener esos malditos beatos.

Ahora, uno interactúa con individuos inteligentes. Por que uno, es inteligente y no se deja influir por las apariencias. Diríase entonces para qué necesita cultivarse entre las mentes privilegiadas. Como si las mentes privilegiadas necesitaran la compañía de nadie.

Seamos honestos. Ser guapo cada vez es más complicado. Uno ya no depende del capricho de la genética. Hay que invertir esfuerzo, tiempo y dinero en diversos ámbitos para que podamos autodenominarnos, o lo que es más importante, para que nos denominen, guapos. Se me ocurren el deporte y la tonificación corporal, la delgadez y la musculación, la simetría facial, el rejuvenecimiento constante, la cirujía y la cosmética, el estilismo según la moda dictaminada y la propia originalidad, el carisma social, la potencia y la técnica sexuales. En síntesis. Y todas las relaciones, por muy altruistas o mercantilistas que sean, exigen el principio de reciprocidad. Es injusto pedir algo que tú no puedes ofrecer, sobre todo cuando hay gente que sí está dispuesta, o simplemente, puede concederlo.

La inteligencia es, pues, la nueva belleza. En tiempos en los que ser superficial implica un coste mayor que fingir ser profundo, no hay otra alternativa. Porque es más verosímil impostarse como astuto, que llevar una máscara de Photoshop.


No lo duden. Si la belleza puede cuantificarse, la inteligencia más todavía, pero dicha contabilización es falaz, pues existe el simplista rumor de que la inteligencia no depende ni de títulos académicos, ni ni de libros leídos, ni de idiomas hablados, ni del sueldo ganado, sino en el pensamiento divergente o reproductivo, que es básicamente opinar de forma radicalmente opuesta e iconoclasta a la tendencia dominante. No importa que no tengas nada que decir, tarde o temprano alguien hablará por tí y basta que le lleves la contraria para causar pasmo. El poder de las minorías.


Luego, obviamente, esos genios atormentados, esos visionarios polémicos a los que querías parasitar como si la inteligencia se transmitiera por contacto, resultan ser prepotentes, desapegados, despectivos y egocéntricos, sumados a una larga lista de potenciales conflictos en los que siempre serás tú quien te equivocas, ya que para eso querías aprender de ellos, enriquecerte, que te aportaran, que te estimularan, aunque fuera a base de hostias por ser tan imbécil.


Mi consejo: Cómprense una biblioteca y quémenla, amigos.


P.D.: Esta es una reflexión patrocinada por una interesante conversación con uno de mis lectores. Ruego admita el tono de jocosidad subyacente y no se sienta defraudado por encontrar en mí a una cretina.
P.D. bis: Sigo con problemas en internet. Pero estoy como tipa de incógnito sustrayendo la conexión a un conocido lejano. Iré actualizando en la medida de lo posible, ya que la televisión es más aburrida de lo que recordaba.



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Ambas cualidades pueden cuantificarse, pero eso no significa que pueda establecerse un orden total para ellas. Hay gente que es claramente estúpida y/o fea, y algo similar -quizá un poco más resbaladizo- para el extremo opuesto. Pero en la maraña intermedia existen múltiples definiciones de inteligencia y belleza que no admiten comparaciones cruzadas. Incluso restringiéndonos a las definiciones prácticas de ambas cualidades, dejando a un lado lo que podría llamarse estético -si no es hijo bastardo de lo práctico-, sigue habiendo varias dependiendo del contexto de supervivencia. Por eso, todo lo que dices cuando hablas de inteligencia vs belleza, mentes privilegiadas o gente guapa es bastante ambiguo. Yo mismo, cada día, suelo parecer inteligente y estúpido a distintas personas con las que me cruzo y me relaciono. Ambas valoraciones suelen ser ciertas dentro del contexto en el que soy evaluado. En general, salvo unos pocos casos obvios, no puedo ser comparado categóricamente con una persona que posea una 'configuración contextual' distinta a la mía, y perdón por el término rimbombante. Podría poner ejemplos similares para la belleza física, donde cualidades a priori negativas adquieren un significado positivo debido a factores muy diversos. En general, en este caso, creo que lo que percibimos como belleza es una deformación sobre un patrón demasiado simple como para transportar información. Esa deformación codifica la información que nos resulta atractiva o desagradable dependiendo de nuestro conjunto de intereses, algunos más comunes, otros mucho menos. De ahí lo mismo.



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Sospecho que el patrocinio es más bien leve, casi anecdótico, y hay mucho de tu cosecha... ¿me equivoco? En todo caso, me permito opinar que lo mejor es no atormentarse, y no psicoanalizar (sistemáticamente) las relaciones humanas (propias). Sobre ese vilipendiado conflicto... ¿quién decía que era eso precisamente el motor de la humanidad?


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Inteligente es el que opina como tu. Muy inteligente es el que opina como tu estas dispuesto, tras cierta reflexion, a opinar. El resto son idiotas, y como tales son forzosamente feos.
Quemar bibliotecas es una atrocidad espantosa.


http://muchachachiflada.blogspot.com/2010/02/gente-sola-busca.html

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