miércoles

Inteligencia emocional aplicada a la super acción literaria

INTRODUCCIÓN

La recopilación de conceptos, y técnicas literarias aplicadas al psicoanálisis forma una estrategia efectiva y novedosa en una manera más radical y efectiva de terapia. Por medio de esto realizaremos una experiencia de aprendizaje denominado Terapia Artística Canalizadora-Catalizadora.

Aprovechando el potencial personal en el área de las letras, se logrará entrar en contacto con las limitaciones y cargas emocionales, así como a los recursos potenciales liberándolos por medio de la Visión Creativa Individual Literaria, para tomar control absoluto, efectivo y deliberado del desarrollo personal y emocional.

Por medio de este tipo de terapia, también, se encontrará las relaciones potencializadoras entre Sueños, Visión, Talento y Proyección. Permitiendo la identificación de los límites, que en la gran mayoría de los casos suelen ser auto impuesto, lo que les otorgará un re-enfoque personal por medio de la creación literaria, en sus diferentes géneros.

Así es como no sólo podrá explorar la capacidad creadora humana y su aporte a la Súper-Acción Personal, si no qué, además, obtendrá herramientas que le permitirán modificar su vida y tomar total control de su destino, mediante la Visión Creativa Personal Literaria y el establecimiento de Metas Personales en forma consciente.

Aprenderá a aplicar, por medio de técnicas y estrategias teóricas y prácticas literarias un análisis certero y efectivo de su propia psique, a partir de los personajes, los argumentos y los conflictos, cuyos elementos al ser analizados con distancia y objetividad de lector podrán ser mejor reconocidos, asumidos, superados y por consiguiente canalizados. Proveyendo con esta técnica terapéutica una modalidad más efectiva y directa para conocer sus bloqueos personales tomando clara percepción de las causas de estos con el despertar de su conciencia. Gracias al desarrollo que obtendrá de su potencial psíquico.

Elizabeth Quila Ph. D.

UNO

1.- Conceptos de literatura y teoría literaria. Funciones del lenguaje. Géneros. Tipos de textos literarios.

“Como casi todos los vocablos que expresan la actividad intelectual y artística del hombre, la palabra literatura se presenta fuertemente afectada por el fenómeno de la polisemia que hace muy difícil esclarecer y clarificar el concepto de literatura” (Aguiar E Silva)

En latín, literatura significa instrucción. En la segunda mitad del siglo XVIII la literatura en vez de significar el saber, la palabra se utiliza para designar una actividad específica. A finales del mismo siglo literatura se nos ubica como creación estética. Una especifica categoría intelectual y forma especifica de conocimiento que podría abarcar todas las manifestaciones o géneros literarios. La evolución conceptual continúa en los siglos siguientes XIX y XX, denominando a la palabra como:

a) conjunto de la producción literaria de una época.
b) Conjunto de obras que se caracterizan y cobran forma ya por su origen, por su temática o por su intención: literatura femenina, de terror, de evasión, etc.
c) Bibliografía existente acerca de un tema determinado.
d) Retórica, expresión artificial.
e) Por elipsis, empleándose literatura en vez de historia de la literatura. Y por metonimia.

De todo lo anotado, sin duda, la literatura se nos antoja y la comprendemos solo como actividad estética, y en el caso particular de este texto como una herramienta referente de experiencias y visiones que nos ayuden a promover un auto terapia.

Caracterización y funciones del lenguaje según Jakobson:

a) Función emotiva o expresiva, la misma que está relacionada con el sujeto emisor, caracterizada por la transmisión de contenidos emotivos suyos.
b) Función apelativa, orientada hacía el sujeto receptor, teniendo como finalidad actuar sobre este sujeto influyéndolo.
c) Función referencial o informativa, cuya acción es la de transmitir un saber, un contenido.
d) Función fática, quien tiene por objeto establecer, prolongar o interrumpir la comunicación.
e) Función metalingüística, que se da cuando el emisor y/o receptor necesitan averiguar si ambos usan el mismo código o mismo sistema de señales.
f) Función poética, centrada en el mensaje mismo. “ La función poética del lenguaje se caracteriza primaria y esencialmente por el hecho de que el mensaje crea imaginariamente su propia realidad, por el hecho de que la palabra literaria significa de modo inmanente su propia situación comunicativa sin estar determinada inmediatamente por referentes reales o por un contexto de situación externa” (Aguiar E Silva)

En el lenguaje coloquial o general la comunicación dependerá siempre de reglas preestablecidas ya sea por un metalenguaje, por una cultura o por situaciones que se pueden comprobar. En el lenguaje literario todo nos es desconocido hasta que nos sumimos en la obra y vamos descubriendo letra a página eventos que nos ubican en la trama y situación. Aquí todo se presumirá, otorgándonos como reales hechos que pueden ser inventados. Por eso “el lenguaje literario es sumamente autónomo, porque tiene poder suficiente para organizar y estructurar mundos expresivos enteros” siendo así que el lenguaje literario puede ser referido y explicado pero no corroborado y menos aún, no debatido.

Y es que el mundo real es la base donde se desarrolla la creación literaria aunque su expresión no se refiere directamente a este mundo sino que lo connota. Instituyendo con esto una realidad propia. Muchos autores caracterizan al lenguaje literario como connotativo en esencia y figura, William Empson lo designaba como ambiguo, pero desvinculando la palabra del concepto peyorativo que suele otorgarle a la ambigüedad características de equívocos y de falta de claridad. Philip Wheelwritht nos presenta al lenguaje literario, en cambio, como plurisignificativo porque, en él, “el signo lingüístico es portador de múltiples dimensiones semánticas y tiende a una multivalencia significativa, huyendo del significado univoco, que es el propio de los lenguajes monosignificativos (discurso lógico, lenguaje jurídico, etc.)”

El lenguaje coloquial, como toda actividad rutinaria del hombre, tiende a volverse estereotipada y con limitaciones, mientras que el lenguaje literario tiene la capacidad de explorar en la memoria, el espíritu, los tiempos, los anhelos todas las posibilidades y recursos de una lengua y de una necesidad. Ya que el escritor se puede dar la oportunidad de, a partir de la interiorización y observación, percibir eventos y sentimientos de manera inédita. Como manifiesta el formalismo ruso en “una especie de deformación creadora”.

La plurisignificación del lenguaje literario se nos explica a partir de que “el signo lingüístico es portador de múltiples dimensiones semánticas y tiende a una multivalencia significativa” teniendo como meta y objetivo en escasas ocasiones proveer un significado unívoco, que caracterizan a las expresiones lógicas e informativas. “No se debe concluir de aquí que cualquier sintagma literario tenga que ser plurisignificativo: cierto verso de un poema, por ejemplo, puede presentar un solo significado literal; pero se debe observar que tal verso únicamente constituye una parcela de un significado total, y que este significado total es necesariamente polivalente.” (Aguiar E Silva)

La plurisignificación del lenguaje literario se nos presenta en dos planos: uno vertical o diacrónico y el otro horizontal o sincrónico. El primero, el diacrónico o paradigmático, posee una multisignificación adherida a la vida histórica de las palabras, “a la multiforme riqueza que el curso de los tiempos ha depositado en ellas, a las secretas alusiones y evocaciones latentes en los signos verbales, al uso que éstos han experimentado en una determinada tradición literaria. Una palabra es caracola sutil en que rumorean diversamente las voces de los siglos y por eso en el origen, en la historia y en las vicisitudes semánticas de las palabras halla el escritor hilos recónditos para la tela compleja que va urdiendo. En el plano sincrónico, horizontal o sintagmático, la palabra adquiere dimensiones plurisignificativas gracias a las relaciones conceptuales, imaginativas, rítmicas, etc., que contrae con los demás elementos de su contexto verbal. La obra literaria es una estructura, un sistema de elementos interligados, y la palabra solo cobra valor integrada en esa unidad estructural.” (Aguiar E Silva)

Selección y combinación
Paradigma

Sintagma Oraciones estructuradas

La literatura se vale también de otros elementos para tornar a su lenguaje plurisignificativo. Sirvése de símbolos, metáforas, figuras estilísticas, inversiones, paralelismos, repeticiones, etc. Y no pocas veces, en su afán de cargar de originalidad y significación diferente al texto, el escritor ignora convencionalismos del lenguaje, infringiendo inclusive normas sintácticas y gramaticales. En el lenguaje cotidiano el significante o realidad física no tiene mucha importancia ya que solo cuenta el significado, caso contrario ocurre en el lenguaje literario porque en este caso donde el significado no puede dar cuenta de él sin su significante. Aunque cabe anotar que existe gradaciones de la importancia de los significantes según el género literario. Ya que no debemos esperar la misma carga en la narración como puede y debe existir en la lírica o poesía. De la misma manera en que además de diferenciar los géneros también existen grandes diferencias de autor en autor.

Es a partir de esto, que Damaso Alonso plantea la arbitrariedad o no arbitrariedad del signo lingüístico como dos graves problemas del lenguaje literario. Así se establece “como principio fundamental del estudio sobre a naturaleza del signo lingüístico, el carácter arbitrario de este signo, pues entre el significante, es decir, el signo externo formado por una cadena de sonidos, y el significado signo interno o configuración representativa, no existe ninguna relación intrínseca, ningún eslabón inscrito en la realidad misma. El signo lingüístico es por consiguiente, un sigilo convencional.” (Ferdinand de Saussure)

Damaso Alonso sin discutir la teoría de Saussure afirma que en el lenguaje poético existe siempre “una vinculación motivada entre significado y significante”. Así, se pone de manifiesto que no se puede llamar lenguaje literario a la expresión despojada de intención y carácter estético, quien por medio de muchos recursos estilísticos componen mundos propios con verdades de coherencia que no necesariamente deban tener correspondencia.

Estas particularidades podemos hallarlas de manera evidenciada en los géneros tradicionales como: el lírico, épico, dramático y epistolar. A partir de todo lo recopilado en lo que a teoría literaria concierne se puede deducir que “la literatura se integra en el grupo de las llamadas ciencias del espíritu, caracterizadas por un objeto, unos métodos y una meta que no son los de las llamadas ciencias de la naturaleza.” Y como las ciencias del espíritu engloban todas las manifestaciones donde entra en análisis y conflictos todas las acciones del hombre, nada mejor que esta ciencia para ser utilizada como una teoría y práctica recursiva terapéutica en afán paralelo a la creación el de la canalización y canalización de la parte intelectual y espiritual.



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