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Llegó la era de la inteligencia; más que memorizar información ahora el mundo pide saber pensar

Los datos están a un 'click' gracias a la tecnología, pero qué hacer con ellos es lo fundamental. Educación para el siglo 21.


La edad de la información llegó a su fin para dar paso a la edad de la inteligencia. Tal vez la mayoría de los mortales no nos hemos dado por enterados de esta circunstancia y tal vez no quede registrado así en los libros de historia, como cuando uno estudiaba las eras geológicas.

Pero eso pasó porque así lo decretaron en junio del año pasado los intelectuales, académicos, educadores, empresarios, personas vinculadas a gobiernos y demás interesados en el futuro del desarrollo humano y de la educación en la Conferencia Internacional de Pensamiento, que se llevó a caboen Kuala Lampur (Malasia).

La idea es que ahora la información está ahí en el ciberespacio y se puede acceder a ella con la facilidad de un clik, de ahí que ya no sea lo más importante en el proceso del apredizaje y del conocimiento acumular datos y datos en la memoria, sino más bien lo que se puede hacer con ella: deducir, asociar, crear, innovar... Basta con unos datos para ir entendiendo.

* La cantidad de información técnica se duplicar cada dos años. Así las cosas, la mitad de lo que un estudiante técnico aprende en el primer año, será obsoleto en el tercer año de estudio.

* La información digital se duplica cada 11 horas.

* El rendimiento de potencia de los computadores se duplica cada 18 meses.

Estos resulta ser mucha información para absorber, sobre todo en un escenario como en el que nos han educado durante mucho tiempo: aprender de memoria. Y a la vez implica que todo está evolucionando constantemente y que hay que tener la flexibilidad para enfrentar esos rápidos cambios.

De ahí que haya que educar y pensar de otra manera, pues el mundo hoy es muy distinto y las exigencias laborales son diferentes.

Según Ana María Fernández y Gilberto Pinzón dos colombianos que asistieron a dicha conferencia porque están dedicados a la educación tanto en Colombia como en Miami (Estados Unidos), "en el siglo XX predominó el uso del hemisferio izquierdo del cerebro que maneja lo analítico, lo numérico los secuencial, lo racional, y eso le permitió al hombre llegar a la era industrial. Ahora, las exigencias del siglo XXI tienen que ver más con la creatividad y la innovación, es decir, con el hemisferio derecho del cerebro".

Preguntar y deducir

Para quienes creen en la era de la inteligencia hay unas herramientas que son fundamentales para navegar en ella exitosamente: la creatividad, el trabajo en equipo y la ética.

Todo ello se logra si desde muy pequeños -prácticamente al año de edad-, se en seña a los niños a desarrollar habilidades de pensamiento a partir de la construcción de su propio aprendizaje, se les promueve la realización de conexiones de pensamiento y se potencializa la autonomía como una forma de vida.

Pensar es un proceso de entrenamiento

Este movieminto de Educación para el siglo 21 se basa mucho en el trabajo de David Perkins, docente de educación en la Universidad de Harvard y director del Proyecto Zero, para quien que el conocimiento puede ser considerado un diseño, es decir, una estructura que tiene argumentos y propósitos. Se diferencia del concepto tradicional de conocimiento en que éste es sólo acumulación de información.

"La inteligencia no es una sola ni es estática. Lo iportante es cómo se pienda y el pensamiento es entrenable y hay actividades específicas para ello", comentan Ana María Fernández y Gilberto Pinzón.

Preguntar a los niños qué ven, que piensan, que sienten frente a un cuento, una imagen, y luego llegar a conclusiones y acuerdos, es un proceso que abre la mente de los pequeños.

La ética tiene que imperar

Dentro del modelo de la educación para el siglo XXI, la ética es fundamental, porque antes tantos avances tecnológicos y del conocimiento, y las exigencias de creatividad e innovasión, así como se puede hacer mucho bien, también se puede hacer mucho mal.

Y al tiempo, la globalización lleva a actuar en ambientes multiculturales donde el respeto por el otro, la tolerancia, la empatía, la honestidad, entre otros valores, deben imperar en las relaciones humanas.

Esto también implica aprender a solucionar los conflictos, y todo esto se puede enseñar y aprender en el aula de clase.

Hay que unir inteligencia y creatividad

"La diferencia entre los grandes descubridores y nosotros, es que ellos observan, se preguntan, buscan y van más allá", dice la educadora Ana María Fernández.

De ahí que se busque fomentar en el niño la posibilidad de desarrollar el pensamiento y la creatividad, sin olvidar los valores. "Es importante diferenciar la inteligencia de la creatividad. Una persona inteligente no es necesariamente una persona creativa.

La creatividad es la capacidad de encontrar nuevas formas de resolver los problemas impulsados por un proceso de pensamiento sistemático basado en el análisis, la síntesis y la búsqueda de perspectivas diferentes", dice Gilberto Pinzón.

La idea es que los pequeños puedan pensar, asociar, suponer y entre todos llegar a conclusiones, guiados por los profesores. No que ellos les digan qué es todo. La construcción del conocimiento es participativa.



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