Ideas-fuerza contenidas en
“La Empresa y los 5 elementos. Medicina China y Management Holístico”
Personas y organizaciones evolucionamos dentro de ese paisaje mayor llamado sociedad, el cual, por otro lado, es afectado por un marco todavía mayor que nos engloba a todos y a todas las cosas: desde cómo crece una planta a cómo evoluciona una empresa y las personas que en ella participan. Es el Tao de la gran organización que es la vida.
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Una empresa es un laboratorio que tanto puede aportar conocimientos de sí mismo al empresario, como al trabajador, al coach, al asesor, a los clientes o a los proveedores. Se trata de una plataforma de relaciones, un athanor alquímico, en donde cada uno de nosotros participa decisivamente a partes iguales como oficiantes y como elementos. Todos somos transformadores y transformados. Todos podemos contribuir a transmutar el plomo en oro si somos conscientes de que lo que hace fluida y da sentido a la obra –el opus alquimicum- es la armonía de relaciones. Así, pues, la empresa –un elemento del athanor social-, como el propio cuerpo, es una vía de conocimiento en donde la calidad de las relaciones influye decisivamente en la eficiencia, en el resultado, en la salud de personas y en la economía de los procesos.
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Nuestra vida personal es una empresa compuesta por departamentos cuyas funciones interactúan entre sí. El cuerpo es uno de los departamentos de ese todo que es nuestra vida, pero no el único. Las funciones de los demás están ejercidas por nuestras relaciones, trabajo, carrera, familia, biografía, expectativas, desarrollo futuro, excelencias, defectos, carencias, conocimientos y ubicación en la sociedad.
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Al igual que nuestro cuerpo, que funciona con criterios económicos y empresariales, nuestro cosmos de afectos y relaciones externas también lo hace, y lo hace orgánicamente.
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Se podría decir que el cuerpo humano y la estructura de una empresa presentan similitudes sorprendentes. Nuestro cuerpo y nuestra vida son, de hecho, una empresa que persigue la prosperidad y la excelencia. Una organización es un ser vivo. Un ser vivo es una empresa. Por otro lado, los departamentos de una empresa interactúan de forma análoga a cómo lo hacen nuestros órganos. Así, pues, una organización, puesto que tiene soma y psique, también puede ser percibida, observada y descrita como si de una persona se tratara. Así, mediante esta equiparación, observamos que tanto en las empresas como en las personas subyacen estructuras de carácter que se intercomunican y se influyen entre ellas a través de un WiFi neuronal.
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Está claro que el principio de sincronicidad es observable en todos los ámbitos de la vida. Captarlo supone tener abierta nuestra antena mental a un mayor campo de posibilidades. La sincronicidad es la naturaleza misma que, al igual que nuestro cuerpo, busca la economía en todos sus actos. Tan sólo nuestras resistencias, atavismos y credos, impiden la percepción cotidiana de este milagro. Captar la sincronicidad equivale a generar oportunidades.
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Ya se está empezando a ver cómo uno de los elementos que mayor contribución puede aportar al management de nueva generación será el estudio energético de las relaciones al equiparar orgánicamente a la empresa con las personas, puesto que si se organiza con pautas iguales a ellas, será más moldeable y modelable en concordancia con la naturaleza. Visto así, al igual que se hacen estudios de compatibilidad entre personas con el fin de prever la armonía y productividad de su relación, también se pueden hacer, y se hacen, estudios de compatibilidad entre empresas, y entre éstas y personas, con el fin de facilitar los procesos productivos, el desarrollo del talento y el aprovechamiento de los recursos humanos.
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Personas y organizaciones vivimos cuánticamente intrincadas. Cualquier cambio generado por una de las partes repercute en la otra y ello, a su vez, retornará a la primera. Por eso, atender a la calidad de relación con el entorno, teniendo en cuenta que la armonía energética es el fundamento de toda materialización, va a ser la clave del nuevo paradigma. Por todo ello, la empresa, más que perseguir unos objetivos concretos, debe plantearse que ella misma es un medio de autoconocimiento. Quizá sea ésta la verdadera razón de un emprendedor.
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El propósito planteado en este enfoque es dar a conocer el funcionamiento de las organizaciones en las que participamos desde una perspectiva orgánica y sistémica, tomando como principal referencia las funciones de los órganos en nuestro cuerpo y sus interacciones. Comprendiendo las funciones estratégicas de los órganos podremos llegar a implementar soluciones de calidad en las dinámicas de empresa de forma minimalista y poco invasiva.
http://managementholistico.wordpress.com/tag/pensamiento-lateral/
“La Empresa y los 5 elementos. Medicina China y Management Holístico”
Personas y organizaciones evolucionamos dentro de ese paisaje mayor llamado sociedad, el cual, por otro lado, es afectado por un marco todavía mayor que nos engloba a todos y a todas las cosas: desde cómo crece una planta a cómo evoluciona una empresa y las personas que en ella participan. Es el Tao de la gran organización que es la vida.
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Una empresa es un laboratorio que tanto puede aportar conocimientos de sí mismo al empresario, como al trabajador, al coach, al asesor, a los clientes o a los proveedores. Se trata de una plataforma de relaciones, un athanor alquímico, en donde cada uno de nosotros participa decisivamente a partes iguales como oficiantes y como elementos. Todos somos transformadores y transformados. Todos podemos contribuir a transmutar el plomo en oro si somos conscientes de que lo que hace fluida y da sentido a la obra –el opus alquimicum- es la armonía de relaciones. Así, pues, la empresa –un elemento del athanor social-, como el propio cuerpo, es una vía de conocimiento en donde la calidad de las relaciones influye decisivamente en la eficiencia, en el resultado, en la salud de personas y en la economía de los procesos.
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Nuestra vida personal es una empresa compuesta por departamentos cuyas funciones interactúan entre sí. El cuerpo es uno de los departamentos de ese todo que es nuestra vida, pero no el único. Las funciones de los demás están ejercidas por nuestras relaciones, trabajo, carrera, familia, biografía, expectativas, desarrollo futuro, excelencias, defectos, carencias, conocimientos y ubicación en la sociedad.
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Al igual que nuestro cuerpo, que funciona con criterios económicos y empresariales, nuestro cosmos de afectos y relaciones externas también lo hace, y lo hace orgánicamente.
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Se podría decir que el cuerpo humano y la estructura de una empresa presentan similitudes sorprendentes. Nuestro cuerpo y nuestra vida son, de hecho, una empresa que persigue la prosperidad y la excelencia. Una organización es un ser vivo. Un ser vivo es una empresa. Por otro lado, los departamentos de una empresa interactúan de forma análoga a cómo lo hacen nuestros órganos. Así, pues, una organización, puesto que tiene soma y psique, también puede ser percibida, observada y descrita como si de una persona se tratara. Así, mediante esta equiparación, observamos que tanto en las empresas como en las personas subyacen estructuras de carácter que se intercomunican y se influyen entre ellas a través de un WiFi neuronal.
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Está claro que el principio de sincronicidad es observable en todos los ámbitos de la vida. Captarlo supone tener abierta nuestra antena mental a un mayor campo de posibilidades. La sincronicidad es la naturaleza misma que, al igual que nuestro cuerpo, busca la economía en todos sus actos. Tan sólo nuestras resistencias, atavismos y credos, impiden la percepción cotidiana de este milagro. Captar la sincronicidad equivale a generar oportunidades.
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Ya se está empezando a ver cómo uno de los elementos que mayor contribución puede aportar al management de nueva generación será el estudio energético de las relaciones al equiparar orgánicamente a la empresa con las personas, puesto que si se organiza con pautas iguales a ellas, será más moldeable y modelable en concordancia con la naturaleza. Visto así, al igual que se hacen estudios de compatibilidad entre personas con el fin de prever la armonía y productividad de su relación, también se pueden hacer, y se hacen, estudios de compatibilidad entre empresas, y entre éstas y personas, con el fin de facilitar los procesos productivos, el desarrollo del talento y el aprovechamiento de los recursos humanos.
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Personas y organizaciones vivimos cuánticamente intrincadas. Cualquier cambio generado por una de las partes repercute en la otra y ello, a su vez, retornará a la primera. Por eso, atender a la calidad de relación con el entorno, teniendo en cuenta que la armonía energética es el fundamento de toda materialización, va a ser la clave del nuevo paradigma. Por todo ello, la empresa, más que perseguir unos objetivos concretos, debe plantearse que ella misma es un medio de autoconocimiento. Quizá sea ésta la verdadera razón de un emprendedor.
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El propósito planteado en este enfoque es dar a conocer el funcionamiento de las organizaciones en las que participamos desde una perspectiva orgánica y sistémica, tomando como principal referencia las funciones de los órganos en nuestro cuerpo y sus interacciones. Comprendiendo las funciones estratégicas de los órganos podremos llegar a implementar soluciones de calidad en las dinámicas de empresa de forma minimalista y poco invasiva.
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