Hace algunos años, cuando estaba de moda hablar de las empresas .com – ¿cuántas de ellas han quedado a la fecha? -, en los pasillos de las maestrías era común hablar de modelos de negocios B2B (Business to Business) o B2C (Business to Consumers) y no faltaba quien proponía un C2B (Consumer to Business) aún cuando nunca quedó claro el concepto, y las siglas se mezclaban alegremente en las conversaciones de sobre mesa con música de fondo de B-52´s o UB40.
Estos modelos hacían referencia generalmente al sentido o dirección de los flujos de provisión de productos y/o servicios y/o a los flujos de información. Pero desde hace casi un año, se viene propagando por el Perú un nuevo modelo, al que hemos denominado C2D:Consumidores a Delincuentes, o a los que prefieran los anglicismos, sería un modelo C2B:Consumers to Burglars.
Hemos venido rastreando este modelo desde su aparición por que nos llamaba poderosamente la atención el concepto, y luego de muchas conversaciones informales encubiertas en La Victoria, por las Avenidas Parinacochas, México, Iquitos y San Pablo, estamos en posición de afirmar que es parte de una brillante estrategia de Marketing Delincuencial a la cual, lamentablemente, miles de familias peruanas se han plegado con una ingenuidad a prueba de balas.
Pero primero, fijemos el marco conceptual de este artículo: la estrategia es la forma como una persona / empresa alcanza sus objetivos, es la ruta que sigue o puede seguir al margen de la calificación que se pueda tener sobre la validez de sus objetivos, y en tal sentido, es exitosa en la medida de la consecución del objetivo perseguido. Por otro lado, una de las tareas fundamentales del Marketing es la identificación de los diferentes segmentos de mercado existentes y la definición del segmento de mercado objetivo en el cual concentraremos nuestros esfuerzos.
De esta forma, siendo el objetivo de un delincuente identificar a las mejores víctimas para sus fechorías, la estrategia de lograr que miles de personas le den información sobre su familia (número, edad, sexo, ocupación y si hasta tienen mascota) de manera libre y voluntaria a través de las figuritas de color blanco que miles de autos llevan en el parabrisas posterior, es, francamente admirable por la alta penetración de mercado que ha conseguido.
En términos de Marketing, la estrategia se denominaauto-prospección, es decir, sembrar mecanismos – los dibujitos de familias en este caso – a través de los cuales el consumidor – futura víctima en este caso – le dé al proveedor – delincuente – información personal y familiar valiosa sin que se la hayan pedido directamente.
Por ejemplo, analicemos las 02 fotos que adjuntamos[1]: la foto de la camioneta Toyota 4x 4 fue tomada en la Av. Benavides y la foto del Toyota Yaris fue tomada en Paseo de la República. En el caso de la 4 x 4, el delincuente sin mover un dedo ya sabe que es un señor que tiene esposa y 02 hijas de las cuales una parece de aproximadamente 10 años y la otra de 5, y hasta sabe que tienen un perrito. En el caso del Yaris, es una pareja relativamente joven con 02 hijos varones entre los 15 y 10 años.
Con el número de placa de cualquiera de estos autos, el delincuente ingresa a la página web de la SUNARP y obtiene información detallada sobre el jefe de familia propietario de la 4 x 4 por ejemplo. La información que se puede obtener de SUNARP es para asustarse, como pueden ver en el siguiente ejemplo:
Con el nombre completo de la persona, el delincuente entra a Páginas Blancas, ingresa el nombre completo del señor, y encuentra su dirección completa en La Molina y hasta su teléfono, que también evitaremos poner en este artículo.
Para poner la cereza en el helado, con toda la información facilitada tan alegremente por esta alegre familia, el delincuente entra a Facebook y obtiene su foto y la de una de sus hijas, lee que el señor trabajó en Aeroperú y es de la promoción 85 del Liceo Almirante Guisse. Tengan presente que el Facebook siempre presenta algo de información sobre la persona a la que queremos conocer aún cuando está no nos acepte como amigos.
Una estrategia de auto-prospección, francamente, brillante aunque obviamente condenable. No debe costarnos mucho imaginar todas las formas de amenaza, extorsión, estafa o sencillamente asalto que un delincuente promedio puede organizar a partir de tanta información que jamás los consumidores han debido proporcionarle. El modelo C2D funciona.
No hemos podido rastrear el origen primigenio de la ingenua idea de poner estas figuritas en los autos, pero nuestras fuentes señalan que la idea se potenció en La Victoria, por San Pablo, y que se “vendió” la idea a muchos talleres de mecánica como un servicio adicional para los clientes, obviamente descartando el hecho que muchos de estos talleres estén involucrados en la intención delictiva detrás de esta propuesta.
Con un poco de paciencia y una par de soles pagados en cualquier cabina internet, el delincuente puede desarrollar una segmentación demográfica y hasta psicográfica de sus futuras víctimas finísima y envidiable por cualquier empresa:
- Por edades de los padres y los hijos
- Por ocupación de los padres
- Presencia o ausencia de mascotas
- Familias nucleares o ampliadas [2]
- Hobbies de los hijos
- Por nivel socioeconómico
Las estadísticas demuestran que los índices de delincuencia se han incrementado, pero, ¿cuánto de ello no es nuestra responsabilidad?, ¿alguien nos obligó a poner estas figuritas en el parabrisas?.
El Marketing no es bueno ni malo per sé, como tampoco lo es un ladrillo por ejemplo, lo malo es el uso que se hace de él: lo puedo usar para construir una casa o para golpear a alguien.
No caigamos en la estrategia de Marketing de los delincuentes, así como rechazamos un producto o servicio que no es de nuestro agrado protegiendo nuestra salud e integridad, borremos esos dibujitos y reduzcamos el riesgo demostrado al que nos estamos exponiendo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario