jueves
EL CAOS VEHICULAR de LIMA tiene SOLUCIÓN
Cuentan que en el siglo XIX
los londinenses estaban muy preocupados por el incremento de los carruajes
jalados por caballos, les inquietaba la cantidad de excremento que permanecía
en las calles. Hicieron cálculos y se podía medir en metros la altura del
excremento que podía llegar a acumularse en las calles si no se hacía algo al
respecto. Resulta que al final el ingenio humano inventó el automóvil y se pudo
prescindir de los caballos. Ese problema desapareció, pero uno nuevo –el del
tráfico vehicular– iba a aparecer.
En el corto plazo no parece
haber solución al tráfico en Lima. No solo cada vez más personas buscan
comprarse un auto, sino que además no parece haber por el momento un plan
general que proponga un eficiente servicio público de transporte.
Como se trata de un esfuerzo
sistémico y de largo plazo, requiere del trabajo continuado de los nuevos
alcaldes y de los que están por venir, lo cual exige de ellos la madurez
política y honestidad necesarias para priorizar el bien común, postergando el
egoísta cálculo electoral y el beneficio propio.
La solución, aunque propuesta
por varias autoridades políticas, no está en la ampliación de calles y más
avenidas con pasos a desnivel, ni en una Costa Verde que sirva de vía rápida
–desnaturalizando su fin como lugar de recreación de los limeños–. Lo saben los
especialistas, la ampliación de las vías de transporte es solo un atenuante
temporal ya que el constante aumento del parque automotor las satura antes de
lo pensado.
Los BEBES, los PULPINES y el FUTURO del PERÚ
En Suecia, el 90% de los
padres toma licencia por paternidad: no por un día, una semana o un mes.
En
promedio, se toman 7 semanas. Contrariamente a lo que se podría pensar, no se
trata de una política reciente o un arrebato de un gobierno de extrema
izquierda de turno. Hace 40 años, Suecia se convirtió en el primer país del
mundo en adoptar una política de licencia por paternidad pagada con neutralidad
de género. ¿En qué consistía? En otorgar 180 días de licencia por paternidad
pagados (90% del salario) por cada niño, los cuales se podían dividir entre los
padres en la manera que estos deseen. En el tiempo que ha transcurrido desde su
aplicación, esta política se ha modificado sucesivamente – no para recortar los
beneficios sino para ampliarlos. Algunos ejemplos:
Solo para el primer hijo, el número de días se incrementó de 180 a 480 días. En 1995, se introdujo “el mes del papá”, incentivo que consistía en que si ambos padres tomaban al menos un mes de licencia, entonces recibían como premio un mes más de licencia que se añadía a los días que ya recibían. En 2002, se duplicó el incentivo a dos meses si es que cada padre tomaba dos meses de licencia. Actualmente ya se discute la necesidad de forzar a que la distribución de los días sea igualitaria.
La clave: enfrentar la DESIGUALDAD
Los países con menor grado de
conflictividad son aquellos con menores niveles de desigualdad.
La clave está
en el acceso a servicios básicos de calidad para todos, objetivo que el
gobierno actual denominó inclusión social.
La desigualdad puede ser de ingresos, riqueza o de acceso a determinados
servicios, como la justicia; la más conocida es la de ingresos, que se mide,
por lo general, con el coeficiente de Gini, que es un número que fluctúa de 0 a
1: a menor valor, mayor igualdad y a mayor valor, mayor desigualdad.
América Latina es la región
más desigual del mundo, con valores que fluctúan en torno de 0.48, en promedio.
A pesar de los problemas de medición, en el caso peruano, el valor se ubica en
torno de 0.46. En los países nórdicos (Dinamarca, Suecia, Noruega y Finlandia)
el coeficiente de gini fluctúa entre 0.25 y 0.30, países que por cualquier
estudio, son aquellos que ofrecen la mayor calidad de vida.
La pregunta es, ¿cuál es el
impacto de un alto nivel de desigualdad? De hecho una sociedad más conflictiva
con tendencia a la aparición de líderes populistas que prometen redistribuir,
es decir y para ponerlo en simple, “quitarle a los ricos para darle a los
pobres”. Los líderes populistas prometen hacer todo lo necesario para lograr
una sociedad más igualitaria. A lo largo de su historia, Perú y el resto de la
región han tenido gobiernos de este estilo, que se olvidan de los equilibrios
económicos básicos a cambio de obtener ganancias de corto plazo, pero no
sostenibles; lo vivió Perú entre 1985 y 90 y ahora lo sufren Venezuela y
Argentina. Como consecuencia, altos niveles de desigualdad influyen sobre un
crecimiento que no es sostenible en el tiempo. El caso de Venezuela es claro al
respecto, más allá de la postura ideológica de cada uno.
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