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Hacia la economía de la innovación

La estrategia más adecuada en estos momentos es una visión más integrada de la forma en la que las Tecnologías se utilizan en el negocio, poniendo foco en aquellas que sientan las bases para aumentar la productividad y eficiencia .

Antes del estallido de la crisis, España ya se encontraba en una posición poco ventajosa en lo que a competitividad se refiere: de acuerdo con el Foro Económico Mundial (FEM), nuestro país ocupa el puesto 29 en el ranking global de competitividad, sin haberse producido evolución alguna en los últimos tres años. El posicionamiento de España en este ranking es especialmente débil en las áreas más estrechamente relacionadas con el aumento de la competitividad: la adopción de TI como pilar sobre el que se sustenta la capacidad de las organizaciones para introducir con éxito la innovación en su negocio.

La innovación y la capacidad de las personas para innovar son, pues, los aliados críticos de las empresas españolas para realizar con garantías la transición de la gestión de los efectos más primarios de la crisis a la recuperación y el crecimiento futuro. Y las Tecnologías de la Información, y específicamente, el software, son ahora más necesarias que nunca, como facilitadoras de la innovación a lo largo de toda la organización, desde el modelo de negocio y aproximación al mercado, a los procesos, gestión del talento o la creación de nuevos productos y servicios.

Mientras que el primer instinto puede llevar a las empresas a liberar la presión de los efectos de la crisis recortando los presupuestos de TI, la estrategia más adecuada es una visión más integrada de la forma en la que las Tecnologías se utilizan en el negocio, poniendo foco en aquellas que sientan las bases para aumentar la productividad, eficiencia en las operaciones, generar ingresos y competitividad de las empresas a largo plazo.

Las TI, y específicamente, el software, son ahora más necesarias que nunca, como facilitadoras de la innovación a lo largo de toda la organización, desde el modelo de negocio y aproximación al mercado, a los procesos, gestión del talento o la creación de nuevos productos y servicios
Vicente Sánchez
Las empresas de nuestro país tienen, pues, la oportunidad de reconsiderar la crisis como un punto de inflexión para formar parte activa de la Economía de la Innovación, que pasa por apostar por las tecnologías más indicadas para un momento como el actual: capaces de proporcionar ahorros no sólo a corto, medio y largo plazo, pero también capaces de aumentar la agilidad de respuesta ante los cambios en el negocio con la mayor profundidad, conocimiento y rapidez. Y por supuesto, innovar.

El trabajo diario con nuestros clientes nos hace apostar firmemente por determinadas tecnologías idóneas para un momento como el actual; tecnologías como las de optimización de infraestructuras de TI; virtualización; colaboración y comunicaciones unificadas; los servicios online –o más concretamente, el modelo mixto Software más Servicios- para los entornos corporativos como una estrategia de ahorro de costes potenciales; las tecnologías que ayudan a reducir el consumo de energía de los sistemas; las que ayudan a mejorar la productividad personal y de grupo; las que permiten facilitar la gestión empresarial, maximizar las inversiones existentes y replantear procesos internos; las que hacen posible crear mayor intimidad con el cliente…

Como todo trabajo, la innovación requiere las herramientas adecuadas. Y hoy, el software constituye la herramienta fundamental que permite a los empleados que conocen a los clientes, entienden sus mercados y gestionan los procesos internos de la organización, encontrar esa oportunidad oculta que les puede llevar a lograr la ventaja competitiva. La crisis afecta a todas las industrias, pero los más ágiles y los que tomen las decisiones más inteligentes respecto a las Tecnologías de la Información no sólo sobrevivirán a la crisis, sino que además serán capaces de tener éxito en la Economía de la Innovación.

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