sábado

Enemigos públicos

DILLINGER Y MANN

¿Qué habrá tenido el gángster Dillinger como para que los directores se hayan fijado tanto en él? En 1945, Max Nosseck dirigió Dillinger. En 1973, John Milius realizó otra película con el mismo título. En 1991, Donald C. Morgan insistió en el personaje: Dillinger: Los últimos días de John Dillinger. En 1996, Jon Purdy amplió el asunto: Dillinger y Capone. En cuanto a Dillinger ha muerto (1968) de Marco Ferreri es mejor no tenerla en cuenta, porque no guarda relación con Dillinger.

Sólo he visto la primera, la de Max Nosseck, aunque me asegura un amigo que sabe mucho de cine que la versión de Milius es superior. Estoy deseando verla. Desde luego, la de Nosseck se diferencia enteramente, en cuanto a la historia, de la de Mann. La de Nosseck es una obra que todavía podemos ver y con algunos toques muy ingeniosos. El guionista de aquella película fue Phillip Yodan, el más prolífico y duradero de Hollywood, que vivió en España varios años, pues escribió los guiones de las películas que produjo Samuel Bronston: El Cid, 55 días en Pekín, La caída del Imperio Romano... La lista de los guiones que firmó Yordan es impresionante. Por eso, surgieron leyendas de que él se dedicaba a dar los últimos toques al trabajo de otros. En una entrevista desmintió esa leyenda negra. A mí me gustan la mayoría de las películas cuyo guionista es Yordan, excepto las que escribió, y en algún caso produjo, a partir de los años setenta.

¿Y qué tendrá Michael Mann, el director de Enemigos Públicos, para que F. X. Feeney y Paul Duncan hayan escrito un buen libro sobre él? Empezó muy joven en el cine y en más de treinta años ha realizado pocas películas. De entre ellas, recomiendo El dilema. Una ex-alumna mía aplicó el Análisis Transaccional a esta película y voy a pedirle permiso para colgar su trabajo -de cerca de cien páginas- en mi Web. Es un modelo de cómo aplicar un marco teórico consistente como el AT a una obra cinematográfica.

LAS ORIGINALIDADES DE LA PELÍCULA DE MANN

Me agrada el enfoque que los guionistas Ronan Bennett, Michael Mann y Ann Biderman dan al libro Public Enemies: America's Greatest Crime Wave and the Birth of the FBI (1933-43) de Bryan Burrough. Viene a ser la historia de lo que ha ocurrido y ocurre en muchos países en la lucha contra las mafias y contra el terrorismo. Al principio, mafiosos y terroristas superan en capacidades técnicas a las fuerzas de la Ley. Sin embargo, los excesos de gángsters y terroristas provocan un cambio en los legisladores y en la opinión pública hasta que son derrotados. Edgard Hoover aparece defendiendo lo que luego sería el muy importante FBI y perdiendo inicialmente su batalla ante los legisladores. También muestra algunos de los rasgos que luego le harían tan célebre: seguridad en sí mismo, pasión por las relaciones públicas y saber rodearse de personalidades capaces y muy fieles. Y esto en muy pocos minutos. Esta película no es sobre Hoover, que aparece muy poco en pantalla, sino sobre Dillinger (Johnny Depp) y sobre Melvin Purvis (Christian Bale), el hombre más importante del FBI en su lucha contra el crimen organizado. Está convencido de que vencerán a los mafiosos porque disponen de las técnicas más avanzadas. Y así fue: vencieron a los gángsters porque dominaban mejor la información.

Y si en lugar de información operativa, hablamos de información periodística, esta película retrata muy fielmente la fascinación que algunos periodistas sienten ante los mafiosos. Lo advertimos en las declaraciones de Dillinger cuando lo detienen por segunda vez.

La película tampoco trata sino tangencialmente de Pretty Floyd y de Baby Face Nelson, aunque este último demuestra una gran sangre fría y astucia ante una situación muy comprometida, precisamente con Melvin Purvis.

La otra originalidad de los guionistas es que dan más importancia a la relación interpersonal de Dillinger con su novia que a las relaciones con los miembros de su banda -lo que ocurría en la versión de 1945-. En uno de los diálogos que tiene con ella, y muy brevemente, le dice que lo importante no es de dónde venimos, sino adónde vamos. Hasta ahí, la frase suena muy bien, pero cuando su novia le pregunta hacia dónde va, él le responde: “Adonde quiera”. Quien tiene ese guión de vida acabará muy mal, como así ocurre. En otro de los diálogos, él le resume su situación familiar -su madre murió pronto y su padre lo maltrataba-. Después, le detalla lo que le gusta para rematar: “Quiero todo. Ahora mismo”. Pues bien, parece como si los guionistas hubieran tomado estas cuatro palabras de Eric Berne, pues así definía lo más característico del Estado de Niño: no saber esperar, no pensar, no contar hasta diez, no planificar, dejarse llevar por el sentimiento inmediato. Así es Dillinger. Y con tan poco espesor, no es raro que en su vida le traicionasen sus colaboradores y, en la versión de Mann, hasta su novia, que se convierte en confidente del FBI para que no la deporten a su país. Dillinger tiene un guión de vida de perdedor y parece que lo que rige su vida es “¡Cáete muerto!”.

Dillinger no está entre las mejores películas de Mann, pero la recomiendo. Creo que el personaje de Melvin Purvis resulta unidimensional, dedicado únicamente al trabajo y echo de menos algunos aspectos personales.

En cuanto a un tiroteo nocturno en un bosque, me resulta excesivo, confuso y rompe el ritmo de la película. Para saber si se trataba de Baby Face Nelson o de Dillinger -es el primero-, cinematográficamente sobran demasiadas balas.

FICHA TÉCNICA

Título: Enemigos públicos
Director: Michael Mann
Guionistas: Ronan Bennett, Michael Mann y Ann Biderman
Año: 2009
Duración: 130 minutos

http://www.lavozlibre.com/noticias/ampliar/6226/enemigos-publicos

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