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Dan Gillmor: periodismo, buen periodismo y comunicación 3.0

Excelente la aportación de Dan Gillmor al debate sobre la crisis del periodismo y algunas claves para superarlas. Es decir, las claves del nuevo periodismo. En ‘Eleven things I’d do if I ran a wews organization‘, perfectamente traducido por Juan Luis Sánchez en ‘11 cosas que haría si dirigiera un medio de comunicación‘, Gillmor propone una serie de pautas para mejorar, tanto la práctica periodística, como la relación de los medios con el lector. Y, aunque todas me parecen extremadamente válidas, hay que señalar que algunas no suponen más que un recordatorio de conceptos que siempre han definido el buen periodismo (presentes en la mayoría de los libros de estilo, aunque cada vez más descuidadas) y otras, efectivamente, sí se configuran como alternativas para el diseño de un nuevo modelo de comunicación.

La lista en titulares sería la siguiente:

“1. No haríamos cobertura de efemérides, salvo en circunstancias muy especiales. Ese tipo de noticias son refugio para periodistas vagos y poco creativos.

2. Invitaríamos a la audiencia a participar en el proceso periodístico, a través de diferentes vías como el trabajo colaborativo [crowdsourcing], blogs para usuarios, wikis y otras técnicas.

3. Con ese fin, la transparencia sería un pilar central de nuestro periodismo.

4. Crearíamos un servicio para notificar a lectores suscritos a través de Internet de los fallos que hemos detectado en nuestras coberturas.

5. Haríamos de la conversación un elemento esencial de nuestra misión.

6. Evitaríamos el uso de eufemismos y lo llamaremos periodismo. Si un grupo o partido miente, lo diríamos, acompañado de pruebas. Si detectáramos que un número notable de personas en nuestra comunidad da como cierta una mentira sobre un asunto o persona importante, lo tendríamos en cuenta para lanzar una misión que les ayude a saber la verdad.

7. Sustituiríamos cierto lenguaje orwelliano y de relaciones públicas por uno más neutral y preciso.

8. Usaríamos los hipervínculos de todas las maneras posibles.

9. Nuestra hemeroteca sería pública y accesible,.

10. Una misión fundamental de nuestro trabajo sería ayudar a la gente de la comunidad a usar los medios de comunicación como gente formada y no como consumidores pasivos. Trabajaríamos con escuelas y otras instituciones que compartan la necesidad de pensamiento crítico.

11. Nunca publicaríamos listas de 10 puntos. Son cosa de gente vaga y poco imaginativa.”

Pues bien, de esos puntos (obviando el #11, que no supone más que un toque de humor), al menos un 60% (puntos #1, #3, #4, #6, #7 y #10) se encuentran presentes de alguna manera ya en lo que podríamos denominar ‘ética periodística’. Presentes como preceptos, pero también, en un buen número de casos, ausentes en su aplicación cotidiana. Es decir que son pecados de un tipo de periodismo volcado en el aspecto comercial y en las alianzas de poder más que en el lector y la buena praxis profesional.

Efectivamente, no hay medio que no hable del ‘fundamental trabajo de campo’, de ‘transparencia’, de la corrección pública de errores (fe de error), de eso de ‘llamar a las cosas por su nombre’, la investigación y el ‘compromiso con la verdad’, de un uso efectivo del lenguaje y de contribuir a la formación de la ciudadanía. Sin embargo, en la práctica, son muy pocos, si es que queda alguno, los que realmente velan por su aplicación o porque ésta se haga de forma responsalbe, justa y rigurosa.

¿Qué hay de nuevo, entonces, en el mensaje de Gillmor? Pues precisamente la evidencia de la perversa deriva a la que se viene entregando el ‘periodismo tradicional’ desde finales del pasado siglo, deriva que precisa de una revisión urgente si definitivamente se quiere sobrevivir en este nuevo mercado de la comunicación. Eso, y algunas interesantes claves de vanguardia, de alternativa y nueva apuesta por el desarrollo y evolución de la profesión, justo las que se expresan en los puntos #2, #5, #8 y #9 más la adaptación de los ‘clásicos’ a los tiempos que corren (Internet, fundamentalmente).

De tal modo que, condensando su propuesta, nos encontramos con tres claves determinantes para abordar y superar la crisis del periodismo:

Volver o primar los valores tradicionales clásicos que definen la profesión (rigor, transparencia, investigación, contraste…).
Adaptación de esos valores a los nuevos tiempos (nuevas herramientas y sensibilidades).
Evolución, integración en los conceptos que definen la Web 2.0 (’conversación’, participación, colaboración, apertura de contenidos, enlaces…).
¿Suficientes? Evidentemente, no. Fundamentales, sí, pero Gillmor se deja en el tintero algunos otros puntos que cualquier director de un medio de comunicación debería tener bien presentes para lograr el éxito de cualquier empresa periodística con expectativas de comunicación 3.0. Yo me atrevo a señalar algunos:

Dignificación profesional y laboral del periodista. Sin esto, no sólo quedaría en papel mojado las llamadas a la transparencia, el rigor o el contraste, por señalar algunas reivindicaciones, sino que seguiríamos alimentando a un muerto. Eso sí, en un féretro muy 2.0. Si fuera director, velaría en primer lugar por disponer de personal suficiente y de que éste pueda ejercer su labor en condiciones dignas (jornada laboral, medios, salarios…).
Reestructuración del modelo clásico de Redacción, ajustado a las nuevas necesidades y los nuevos retos. Si fuera director, acometería urgentemente esta tarea.
Revolución tecnológica en medios y formación profesional. Si fuera director, estaría negociando ya con la empresa un nuevo modelo en el que el eje fuese la Redacción digital.
Liderazgo absoluto-compartido. Si fuera director no tolelaría, en lo que a información se refiere, órdenes de gerentes o responsables comerciales, así llegaran disfrazadas de sugerencias; aunque fomentaría de buen grado la participación de la Redacción y de los lectores en la toma de decisiones organizativas y editoriales.
Y, por último, en el capítulo #7 no sólo abogaría por un lenguaje “más natural y fluido”, sino también por un lenguaje correcto desde el punto de vista gramatical y de estilo; responsabilidad inherente a todo profesional que se dedique a escribir y uno de los pilares también de la apuesta por la formación ciudadana expresada en el punto #10.
Esto, más lo ya expresado en ‘El fracaso de la prensa‘ o en el también interesante ‘Manifiesto Periodismo-Internet‘ , entre otras aportaciones.

Al margen de este análisis, me gustaría destacar aquí, al igual que Enrique Dans, por actual y necesaria, la mención explícita que hace Gillmor del uso del término ‘piratería’ en los medios de comunicación. Algo por lo que he luchado y llevado a la práctica en los distintos periódicos en los que he trabajado, y que aún se encuentra presente en la mayor parte de las noticias que leemos cada día:

“Piratear es lo hace la gente que va con armas en el mar: capturar barcos, robar cargueros y convertir en sus rehenes, y a veces asesinando, a la tripulación y los pasajeros. Piratear no es lo que hace la gente que comparte música en la red”

A ver si tomamos nota, compañeros periodistas, especialmente aquellos que trabajan por o para la agencia Efe



http://mangasverdes.es/2009/09/17/dan-gillmor-periodismo-comunicacion30/

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