martes

…dígalo cantando

Oficios bellos como el periodismo y la publicidad, antaño vocacionales e intuitivos, han sido exterminados por un instinto mercantil sensacionalista y procaz.

En los tiempos de la buena publicidad, cuando este arte era imaginativo, respetuoso y brillante, vale decir, cuando el ingenio y el buen gusto eran sus ingredientes esenciales; en aquella época, en la que se seducía al consumidor con ideas ocurrentes y novedosas, no exentas de fino humor, en otras palabras, en la era de la genialidad y de las emociones, existían, además, códigos éticos de autorregulación, establecidos para contener la desmedida influencia del artilugio propagandístico a través de los medios de información.
Por aquel entonces, el británico David Ogilvy, gran protagonista de esa etapa dorada de la persuasión inteligente, ya advertía sobre algunos vicios en la comunicación de mercadeo y prevenía sobre la irresponsabilidad social de quienes carecen de argumentos de ventas y creen que expresar cualquier tontería equivale a comunicar ideas. Así por ejemplo, fue crítico del ‘jingle’ o cancioncilla publicitaria y acuñó un conocido aforismo al respecto: ‘Si no tiene nada que decir, dígalo cantando.’ Por el contrario, recomendaba la utilización de música memorable o de efectos de sonido a título de taquigrafía mental, cuyo propósito era facilitar la mnemotecnia de las marcas. Recuérdese la propaganda de Marlboro que, sin una palabra, inmortalizó la melodía ‘Los siete magníficos’ y consiguió posicionar el producto en el mercado masculino cuando la marca contaba con la predilección de la franja femenina. Para el efecto, se conjugó una imagen fuerte, el vaquero, con una composición musical triunfal y apacible.
En la actual edad de la estridencia y del mal gusto, los nuevos publicitarios disparan parrafadas vacuas e irrelevantes alrededor de cualquier producto, marca, personaje o servicio, con el único objetivo de impactar, aun cuando asumen el riesgo de generar disociación y rechazo, gracias a la falsa percepción de audacia creativa. Véase -¿óigase?-, verbigracia el volumen laxante de cuñas radiales que propala un reconocido operador celular, mediante un sonsonete impío cuyo mensaje pregona la posibilidad de ‘hablar gratis’ con todo el mundo. Lo peor, es la enunciación de cada uno de los integrantes de ese mundo, mediante un catálogo altisonante que no solo hiere el oído sino que ofende la inteligencia de la gente.
Bueno, pero lo cierto del caso es que ahora, después del ‘regaetón’ todo es posible en la jungla de la extravagancia y de la ordinariez. Al ‘boom’ de la mala literatura, basada de manera exclusiva en el amarillismo investigativo, es preciso sumar la penosa postración de las comunicaciones, la crisis de la sensibilidad artística, la aridez creativa y la ignorancia facilista de las generaciones contemporáneas de empresarios y comunicadores. Frente a este desierto conceptual, es forzoso concluir que el exceso de libertad expresión es perjudicial para la salud mental, social y cultural.
Tristemente, oficios bellos como el periodismo y la publicidad, antaño vocacionales e intuitivos, han sido exterminados por un instinto mercantil sensacionalista y procaz. A raíz del auge de la Internet y de los ‘blogs’, algún analista español afirmó que el pensamiento quedó en manos de una multitud de micos que se sienta frente a una máquina de escribir o de un teclado ergonómico, desde donde da rienda suelta a toda clase de estupideces, entre las cuales ni siquiera es dable la socarronería ingeniosa del sentido figurado sino la vulgaridad explícita, para proyectar, finalmente, sus grotescos chispazos por toda la red, a fin de que todo el globo terráqueo se entere de su incultura enciclopédica y de sus pésimos modales. A eso se redujo el proceso creativo, a transmitir sandeces.
Como extraordinaria paradoja del mencionado concurso de cursilería y desgreño, es ineludible registrar el apoteósico concierto de Juanes en La Habana, cuando para la ocasión, este colombiano universal, sí tenía mucho que decir y lo dijo cantando.


http://www.lapatria.com/Noticias/ver_noticiaOpinion.aspx?CODNOT=76980&CODSEC=13

No hay comentarios: