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¿Dónde florece la creatividad?

La Nación de hoy jueves 29 publica un nuevo y como siempre interesante artículo de Marcelo Lasagna:




EL IMPACTO DE LO NUEVO
¿Dónde florece la creatividad?



La empresa de hoy y del futuro cercano no puede seguir funcionando como una máquina, con líneas de mando y control y funciones distribuidas y separadas. Para que la innovación sea estratégica, se requiere que funcione como un organismo vivo.

Por Marcelo Lasagna, mlasagna@catenaria.cl


La creatividad no sólo es fruto de la inspiración. Se debe trabajar duro para conseguir ser creativos: practicar, practicar mucho y equivocarse. ¡Cuán estigmatizado está el error! Las empresas innovadoras, como Google, lo celebran, porque lo consideran una probabilidad de una idea sin valor en el mercado. Pero para que haya valor debe haber ante todo ideas. Sólo con ellas comienza a rodar la rueda de la innovación. Igualmente, la creatividad no surge en cualquier lugar. De hecho hay ambientes que la inhiben. Cabe hacerse la pregunta: ¿en qué hábitat se produce? Hasta donde sé, y en especial para las organizaciones, la respuesta lleva a que las comunidades de práctica (CoP) son el ecosistema idóneo para la creatividad. Son un espacio de encuentro entre personas con intereses y objetivos comunes, que interactúan para la generación, intercambio y asimilación de experiencias en áreas de aplicación específicas, con objetivos bien definidos.

Las nuevas organizaciones están -o debieran estar- desarrollando estos espacios creativos para pensar y repensarse. El conocimiento es fruto de millones de actos creativos. Las CoP permiten conducirlos para gestionar ese conocimiento y llevarlo a la innovación. Las CoP albergan por su naturaleza -híbrida, relacional- actividades creativas relacionadas en especial con la redefinición de los problemas y la toma de decisiones. La creatividad para la innovación no puede dejarse a la suerte de lo que venga.

Conversando con un amigo, me explicaba que los futbolistas chilenos son buenos hasta los 18 años. La naturaleza les proveyó unas buenas condiciones que luego deben reafirmarse en un contexto que las asegure, las mejore y las adapte. Pero en el país el ambiente potenciador no existe. Como trágico corolario, empieza la decadencia. Lo mismo ocurre con la creatividad. Si no somos capaces de generar el espacio para que germine, dormirá el sueño de los justos. La gente hará lo que le dicen que haga o siempre hace. La tarea, entonces, es cómo crear en nuestras organizaciones, pensadas para fabricar productos en serie, espacios que alberguen a los knowledge workers, desde donde catalicen las nuevas ideas, de las que depende la sostenibilidad (sobrevivencia) de la organización.

El entorno para la creatividad debe fomentar el juicio crítico. En el management se denomina pensamiento divergente. En los talleres que organizamos para directivos de empresas, muchos de ellos, ante los desafíos planteados, buscan soluciones siguiendo las rutinas de siempre. No se proponen cambiarlas ni cuestionar los desafíos que les sugerimos. Cuesta pensar disruptivamente. Más en entornos de trabajo jerarquizados, verticales y maquinales. El conocimiento que produce innovación viene de un acto relacional. Se requiere cooperación para su generación. Sin conocimiento no hay innovación, sin colaboración no hay creatividad. El trabajo colaborativo muy pocas veces las empresas lo tienen institucionalizado.

En el mundo del management se está entendiendo cada vez más que la cooperación es un requerimiento para la creación de valor. Desde David Ricardo se ha exaltado la ventaja competitiva como el atributo desde el que se podían alcanzar resultados positivos. Eso llevó a las empresas a estructurarse en un marco de competitividad, que a veces se extendió hasta la depredación sistémica, sin considerar la ecología, la desigualdad social, las personas como eje central.

En la economía del conocimiento y en el mundo empresarial más consciente del buen uso de ese atributo radicado en las personas, la clave está en la cooperación. Sin ella no se puede crear y difundir conocimiento. El proceso por el cual se facilita su creación, divulgación y explotación es uno en que se producen interacciones entre las personas que forman parte de una comunidad de trabajo.

La empresa de hoy y del futuro cercano no puede seguir funcionando como una máquina, con líneas de mando y control y funciones distribuidas y separadas. Al contrario, para que la innovación sea estratégica, se requiere que funcione como un organismo vivo: estructuras más planas, comunidades de prácticas, externalización de procesos, interdisciplinaridad en el abordaje de problemas.

Fuente: La Nación

Foto: http://liu.english.ucsb.edu/wiki1/images/f/fe/Create.jpg



http://manuelgross.bligoo.com/content/view/99268

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