La creatividad se define como la creación, identificación, planteamiento y solución divergente de un problema.
La creatividad implica trabajar de forma precisa, constante e intensa. Perkins (1985) cree que los individuos creativos trabajan con una constancia y esfuerzo que muchos individuos pueden considerar irracional. La creatividad exige un locus interno más que externo, es decir, romper estructuras sin temor a ser juzgado. Las personas creativas muestran una cierta confianza en su producto y una alta capacidad de autocrítica.
La creatividad implica riesgo al considerar alternativas nuevas, rechazando soluciones antiguas. La creatividad supone flexibilidad (Perkins, 1984), o lo que algunos autores denominan pensamiento divergente (Guilford, 1956) o pensamiento lateral (De Bono, 1970).
La creatividad implica procesos de insight, es decir, "una visión interior que se aplica a una especie de iluminación intuitiva por la que una persona comprende repentinamente una situación" que incluyen codificación selectiva, combinación y comparación de la información (Perkins, 1985; Sternberg y Davidson, 1986). Así pues, las habilidades de pensamiento crítico y creativo deberían considerarse como un punto central del currículum.
Ambas se pueden fomentar en el contexto de la enseñanza escolar regular.
Sin embargo, la creatividad está íntimamente relacionada con los términos arte, proceso, actitud, aptitud, habilidad, cualidad, descubrimiento; todos ellos enfocados a aportar algo nuevo a través del desarrollo de ideas con el único objetivo de comunicar un conocimiento. La creatividad es sinónimo de innovación, imaginación, originalidad, invención, visualización, intuición y descubrimiento, la creatividad es la habilidad de dar vida a algo nuevo.
En un contexto personal, la creatividad significa audacia para tomar nuevos caminos, recrearse constantemente, administrar la vida propia, ser productivo, competitivo y autorrealizarse.
En un contexto familiar, la creatividad significa planear, ajustar la vida en comunidad y de común acuerdo; producir el ambiente donde emerjan las individualidades y que cada quien logre la satisfacción de sus necesidades.
En el contexto organizacional significa crear los medios y el entorno propicio para el desarrollo del capital humano de las empresas, crear las condiciones para la satisfacción de las necesidades de los diversos integrantes: clientes, proveedores, colaboradores, accionistas. También implica crear condiciones propicias e infraestructura adecuada para el desarrollo en el ámbito nacional (o en el país).
La creatividad es una actividad que ha permitido al hombre crear los medios con los que ha progresado constantemente a través de los siglos. Su impulso actual se debe a su importancia como canalizadora de las capacidades humanas, ya que en la gran mayoría de los casos ser creativos permite enfrentar y resolver los retos que la vida moderna pone enfrente.
La creatividad es pues "el proceso de presentar un problema a la mente con claridad (ya sea imaginándolo, visualizándolo, suponiéndolo, meditándolo, contemplándolo, etc.) y luego originar o inventar una idea, concepto, noción o esquema según líneas nuevas y no convencionales. Supone estudio y reflexión, más que acción".
Creatividad es la capacidad de ver nuevas posibilidades y hacer algo al respecto. Cuando una persona va más allá del análisis de un problema e intenta poner en práctica una solución, se produce un cambio. La creatividad implica ver un problema, tener una idea, hacer algo sobre ella y tener resultados positivos. Los miembros de una organización tienen que fomentar un proceso que incluya oportunidades para el uso de la imaginación, experimentación y acción.
A continuación se mencionan algunos indicadores relacionados con el pensamiento creativo, tomadas de Portilla, C. & Rugarcía, A. (1993).
Fluidez
Originalidad
Flexibilidad
Elaboración
Concentración
Sensibilidad
Intuición
Imaginación
Regresión
Síntesis
Evaluación
Transformación
Ampliación de limites
Pensamiento metafórico
Definición de problemas
Predicción de soluciones
Rasgos de la personalidad creativa
Rodríguez (1990) menciona algunos rasgos de la personalidad creativa, divididos en tres
grandes áreas: cognoscitiva, afectiva, volitiva.
Área cognoscitiva
La fineza de percepción. Este rasgo es identificado como atención educada para ir captando lo significativo. El sujeto creativo sabe qué captar.
Imaginación. La capacidad de crear o generar imágenes a partir de datos.
Curiosidad intelectual. Es la apertura a la experiencia y flexibilidad y la capacidad de riesgo mental.
Capacidad de discriminación. La capacidad para distinguir los datos relevantes de los irrelevantes y a no conformarse con recetas ya hechas.
Área afectiva
Autoestima. El inseguro o el que no tiene una sana autoestima o una confianza en su propio valor y capacidad, nunca arriesga para buscar nuevas respuestas porque no cree que pueda aportar nada. Para crear, es necesario una confianza básica en uno mismo.
Soltura, libertad. Para crear es necesario no ceñirse a reglas rígidas, sino darse la oportunidad de buscar, de explorar libremente.
Pasión. Para ser creador, hay que ser capaz de entusiasmarse con la propia búsqueda.
Audacia. Al apartarse de lo establecido, el creador tiene que ser capaz de afrontar los riesgos y de resistir las críticas; por ello necesita la audacia para creer en su idea y explotarla afrontando las consecuencias.
Profundidad. Una personalidad que se queda en lo superficial no es capaz de crear auténticamente. Es necesario buscar la profundidad.
Área volitiva
Tenacidad. Una persona que aporta cosas nuevas va a ser incomprendida al principio. Si no tiene la suficiente tenacidad, se rendirá ante la primera crítica y no explotará a fondo las posibilidades de su idea.
Tolerancia a la frustración. Una persona creativa seguramente va a equivocarse al explorar. Es necesario que supere los fracasos y siga buscando; de lo contrario, no volverá a arriesgar.
Capacidad de decisión. La naturaleza de la creatividad exige saber cómo moverse y qué decisiones tomar en un momento oportuno; de lo contrario, se concretará a "seguir la corriente".
Como puede verse no es fácil ser creativo, porque muchas de las características son aparentemente paradójicas, no atenerse a lo establecido pero no separarse de la realidad, no ser blando pero tampoco rígido, ser libre pero a la vez ubicado en la realidad, etcétera. Sin embargo, puede verse también que muchos de los rasgos hablan de personalidades interesantes, complejas, integradas. La creatividad puede ser una dimensión integradora fundamental de la personalidad.
Habría que identificar si existen algunos otros rasgos de la personalidad creativa y tratar de ir creando un clima de relaciones y una estrategia de trabajo adecuada en el aula para favorecer el desarrollo de estas cualidades en los alumnos, ya que ellas contribuirán a fomentar y a acrecentar su capacidad creativa.
Guía de Creatividad
¿Por qué es importante tener ideas?
Primero, porque las ideas son las ruedas del progreso. La capacidad de generar ideas es fundamental para el éxito.
Segundo, porque las computadoras están haciendo gran parte del trabajo, liberando al ser humano para realizar el trabajo creativo que esos sistemas no pueden hacer.
Tercero, porque la "Era de la Información" exige un flujo constante de nuevas ideas para alcanzar su potencial.
El valor real de una información, además de ayudar a comprender mejor las cosas, se produce cuando se combina con otras informaciones para formar nuevas ideas, ideas que resuelven problemas, que ayudan a las personas, que ahorran cosas, que hacen las cosas mejores, más baratas y más útiles, ideas que iluminan y dan fuerza, que inspiran, enriquecen y estimulan. Nunca hubo una época en la historia en la que las ideas fueran tan necesarias y tan valiosas como ahora.
Proceso en cinco fases para producir ideas:
La mente tiene que reunir "las materias primas", información sobre cosas, personas, productos, situaciones.
La mente tiene que "masticar" esta materia prima.
Reflexiona ahora el problema en tu mente con todos los detalles que sean posibles.
Es entonces cuando aparecerá una idea.
Lleva esa idea al mundo real y ve cómo funciona.
Otro proceso
Toma de consciencia del problema.
El problema se define.
Se produce una saturación del problema y los datos que le rodean.
Llega el periodo de la incubación y de la calma en la superficie.
Por último, llega la explosión.
Casi todos los autores coinciden en las fases. Pero ninguno de ellos habla mucho sobre las condiciones con las que se tienen que contar para seguir esas fases.
1. ¿Qué es una idea?
Si se consulta un diccionario, estas son las definiciones de idea (tomadas del Diccionario Ideológico de Julio Casares, 1988): "representación mental de una cosa abstracta o universal", "Imagen de una cosa percibida por los sentidos", "Conocimiento puro, racional", "Plan y disposición que se ordena en la fantasía", "Ingenio para inventar y disponer".
Una idea es ni más ni menos que la combinación de viejos elementos, por dos razones:
Primero, una idea es como crear una receta para un nuevo platillo. Se toman ingredientes ya conocidos y se combinan de otra forma. No hace falta ser un genio para tener una idea, la gente corriente tiene buenas ideas todos los días.
Segundo, la clave para conseguir ideas es combinar cosas. "La originalidad creativa no significa crear un sistema de ideas a partir de la nada, más bien por una combinación de esquemas de pensamiento bien establecidos, mediante un proceso de "fertilización cruzada". A este proceso le llama "bisociación"
2. Tener ideas
David Ogilvy, miembro de una de las más famosas agencias de publicidad del mundo dice "que en los equipos de las agencias de publicidad en las que trabajó, el más creativo era siempre el más divertido", ¿Disfrutaba porque tenía más ideas o tenía más ideas porque disfrutaba? Sin la más mínima duda, lo cierto es lo segundo.
Arthur Koestler asegura que el humor es la base de la creatividad. El humor, como la creatividad, es la unión de dos ideas dispares:
Gutenberg asoció una prensa de vino y una máquina de acuñación e inventó la imprenta.
Dalí unió sueños, arte y creó el surrealismo.
Alguien asoció el fuego a la comida, e inventó el cocinar.
Newton pensó en los movimientos y la caída de una manzana y descubrió la gravedad.
Darwin unió los desastres de la humanidad con la proliferación de las especies y describió la selección natural.
Hutchins asoció una alarma a un reloj e inventó el despertador.
Así se creó el lápiz con una goma de borrar en el extremo.
3. "Crea" tus ideas
Para crear tus propias ideas deben considerar algunos puntos:
Saber que la idea existe. Para cada problema no hay sólo una solución, sólo una respuesta, sólo una idea: hay muchas, miles... hay más de mil 200 clases de alambres de púas. Aún no se ha pintado la mejor pintura, ni se ha escrito el mejor poema, ni la mejor sinfonía. Arthur Koestler dice: "Cuando un científico ataca un problema que sabe que tiene solución ha recorrido la mitad del camino hacia ella".
Saber que vas a encontrar esas ideas. Sí, tómate tiempo. Aunque algunas ideas requieren más tiempo que otras, obtener ideas no depende del tiempo ni del puesto, programas o cargas de trabajo. Puedes tener una idea almorzando, bañándote, paseando al perro, en el momento de poner en marcha el coche o apagar una luz. Tener ideas depende de que creas que existen y de creer en ti mismo.
4. ¿Cómo tener ideas?
Hay varias maneras de pensar:
Pensar visualmente. Generalmente se piensa con pensamientos escritos, con sentencias:
"Nada como el éxito hace tener confianza". Pero las mentes creativas piensan con imágenes, no con palabras. Si hay que hacer un anuncio sobre una cerradura imagínate un guardia de seguridad, un perro guardián, una póliza de seguros. Una vez que tengas una idea visual, las palabras surgen con facilidad. Visualiza tus problemas, no los verbalices.
Pensar lateralmente. Se puede pensar vertical o lateralmente. El pensamiento vertical es lógico, deductivo, analítico y secuencial; la lógica, por su puesto, puede conducir a una conclusión. Pero hay otro modo de pensar que Edward de Bono llama "Lateral thinking". El pensamiento lateral es libre y asociativo, la información se usa no como fin, sino como medio para provocar una disgregación de los modelos y su consiguiente reestructuración en nuevas ideas.
No poner límites donde no los hay. A veces es necesario plantear las siguientes preguntas:
¿Qué hipótesis me estoy planteando que no tengo que plantearme?, ¿Qué limitaciones innecesarias me estoy poniendo?
Establecer algunos límites. En ocasiones las personas se imponen limitaciones innecesarias o hipótesis que no están en el problema, pero muchas veces hay que fijar un marco en el cual encontrar una solución. La limitación más estimulante con la que se cuenta casi siempre es el tiempo, pues los plazos obligan a hacer algo en determinado tiempo.
5. Sé un niño
Los niños rompen las reglas, pintan naranjas moradas o el césped azul, pero sobre todo, preguntan una y otra vez. Hay que imitar a los niños, hacerse preguntas, si no hay una respuesta con sentido, tal vez haya posibilidades de mejora.
El niño es inocente y libre y no sabe lo que puede y no puede hacer. Ve el mundo como es realmente, no de la forma en que a los adultos se les enseña que creen que es. El adulto piensa mucho y está condicionado por muchos conocimientos, limitaciones, reglas, hipótesis y preconcepciones. En resumen, el adulto está maniatado.
Hay que dejar que surja el niño que se tiene dentro. La próxima vez que se tenga un problema, hay que preguntarse: ¿Cómo lo resolvería si tuviera seis años? Rompe las reglas, sé ilógico, sé libre, sé un niño.
6. Sé valiente
Valor y curiosidad, se ha dicho ya, son las dos cualidades de la gente creativa, pero, ¿Por qué unos tienen curiosidad y valor y otros no? ¿Cómo se puede ser más valiente? Una idea es algo delicado, la puede matar una sonrisa irónica o un bostezo, una dura crítica o un fruncido de cejas. El miedo al rechazo cierra la fábrica de ideas.
Para tener valor puede ayudarte el recordar estas cinco recomendaciones:
Todo el mundo tiene miedo. Cuanto más creativo se es, se tendrá más miedo, porque el creativo es más consciente de lo que los otros piensan, más sensible en sus sentimientos, más afectado por sus acciones. Pero el valor no es la falta de miedo: es ir adelante, a pesar del peligro, el miedo o la desesperación. Además, el que sonríe irónicamente o bosteza también tiene miedo: tiene miedo a sus ideas, porque las ideas son destructivas por su propia naturaleza. Cambian las cosas y cuanto más originales, más profundo es el cambio que provocan.
No hay malas ideas. Madame Curie tuvo una "mala idea" que resultó en la invención del radio. Blas Pascal inventó la ruleta cuando experimentaba con el movimiento continuo. Por accidente descubrió Galvani la corriente eléctrica; Pasteur, la inmunología; Roentgen, los Rayos X; Daguerre, la fotografía; Becquerel, la radioactividad; Fleming, la penicilina, Colón... América.
Siempre se puede tener otra idea: probablemente mejor. Si una idea no es una solución, puede ayudar a encontrar otra idea que lo sea. Edison experimentó mil ideas antes de inventar la lámpara eléctrica. Ray Bradbury escribió una novela corta cada semana durante 10 años antes de una gran novela. Kepler invirtió nueve años y utilizó nueve mil hojas de papel tratando de descubrir la órbita de Marte, hasta que vio que era elíptica, no circular. La idea no es el final, es el comienzo de otras ideas.
A nadie se le critica nunca por tener muchas ideas. Una cosa que produce miedo o inhibición es sugerir una idea que puede destrozar su reputación e incluso su futuro. Así que no se debe poner todos los sueños en una sola idea. Se deben presentar varias, para ser conocido como "el genio con todas las ideas" en lugar de ser "ese precipitado con una idea inútil".
Merece la pena tener una idea. Produce una gran sensación el sentarse a pensar buscando una idea, una solución y no se encuentras, sólo se ven barreras, puertas, vallas... y de pronto, ¡surge la idea! Merece la pena el esfuerzo y es satisfactorio, porque es mejor la navegación arriesgada que un puesto seguro en el muelle.
7. Sé curioso
La curiosidad es la necesidad de saber, cuantos más elementos se tienen, más ideas se tendrán. Por eso hay que forzarse por tener curiosidad por todo, pues hay que recordar que una idea es una nueva combinación de viejos elementos.
Hay dos maneras de forzarse a conseguir más "viejos elementos":
Salir de las rutinas.
Aprender a ver.
Salir de las rutinas, todos tienen rutinas, se hacen las mismas cosas a las mismas horas de la misma forma y como se está en una rutina, se registran en la mente las mismas cosas que ayer: las mismas visiones, los mismos olores, los mismos gustos. Es cierto que siempre surgen cosas nuevas, pero estas cosas surgen a pesar de lo que se está haciendo, no gracias a lo que se está haciendo.
Aprende a ver, siendo curioso, aprendiendo a ver, se recordará más y se verá más de lo que se puede uno imaginar, cuántas más cosas se recuerden, más posibilidades se tendrán de combinarlas para generar ideas.
Si sólo se siguen las rutinas o se deja que sólo afloren las novedades que surgen, no se tendrá la variedad de bases de datos que se precisan para tener nuevas ideas. Si se quiere ser creativo, hay que ir adonde te conducen las preguntas que te hagas, haz cosas, ten una variedad de experiencias.
8. Fíjate Objetivos
Es muy importante fijar la finalidad que se quiere alcanzar y pensar que lo que se puede hacer, -si se quiere obtener ideas- hay que imaginar que se ha conseguido, visualizar la forma en que se logró y visualizar otras muchas formas en que se pudo haber logrado, ahora imagina que ya lo has conseguido, imagina que has sido felicitado, te han dado las gracias, te han premiado.
Si fijas tu mente en tus metas (cómo conseguir ideas, por ejemplo), tu mente discurrirá una forma de conseguirlas.
9. Aprende a combinar
Si una nueva idea consiste en combinar viejos elementos, la persona que sabe combinar puede generar más ideas, porque busca analogías, rompe las reglas, juega a saber, se pregunta ¿Qué sucedería sí? ¿Qué pasaría sí? Busca ayuda en otros campos disciplinares, consigue ideas combinando cosas que nunca antes se combinaron.
10. Busca la idea
Cuando se tiene una idea, hay muchas presiones para no realizarla, pero hay que mantenerla. El proceso creativo consiste en ver si una idea sirve o no, en función de los hechos o la experiencia. Nunca se sabe si se tiene éxito, hasta que se fracasa, es decir, muchas veces no se sabe si una idea es buena hasta que existen otras ideas para compararlas con ella. Como muchas veces las ideas no son aplicables en el mundo real, lo mejor es tener muchas.
11. Define el problema
Como todos los problemas tienen solución, hay que definir el problema correctamente. Es crítico definir el problema correctamente para no resolver el problema equivocadamente, la respuesta a cualquier cuestión existe de antemano. Lo que se requiere es plantear la pregunta adecuada para descubrir la respuesta, entre más preguntas se planteen, más respuesta se tendrán, diferentes respuestas, diferentes soluciones.
12. Reúne la información
Antes de generar ideas sobre un tema, hay que reunir el máximo de información sobre éste. Hay que preguntarse una y otra vez, aunque sea difícil obtener información sobre el tema, no se debe dejar. Se debe profundizar en el tema, lee libros y artículos de revistas, consulta una enciclopedia, internet, temas relacionados. Sé como un niño y pregunta una y otra vez, pregunta ¿Por qué? y ¿Por qué no?
13. Olvida todo
Hay un momento en el que hay que detenerse, la experiencia demuestra que cuando surgen dificultades en resolver un problema o en lograr una idea, abandonar el tema es esencial.
Cuando se trabaje sobre un proyecto o idea y no se encuentre una solución... hay que olvidarse y pensar en otra cosa.
Ojo, esto no quiere decir que se olvide el tema y haya un relajamiento, sino que se olvide el tema por un momento y se trabaje en algún otra cosa. No se trata de hacer descansar el cerebro, pues no es un músculo que se fatigue.
El trabajo crea trabajo, el esfuerzo crea esfuerzo, las ideas crean ideas. Si no aparece una idea para resolver un problema, déjalo para más adelante, olvídalo, pero vuelve al tema. Cuando lo hagas, probablemente veas caminos que antes no encontraste, puertas cerradas que ahora se abren, barreras que caen, nuevos puntos de vista, nuevas estructuras, relaciones, conexiones y posibilidades.
14. Implanta la idea
Es común decir: "¡Qué gran idea!", pero luego nadie piensa en esa idea, ni la aplica. La razón es que para muchos escuchar decir a la gente "¡Qué gran idea has tenido!" es suficiente.
Pero si una idea no se implanta, no sirve de nada, la realidad es que no hay ninguna diferencia entre tener una idea y no hacer nada con ella a no tener ninguna idea. Si no se va a aplicar una idea, tenerla es un desperdicio de tiempo y de energía. Si se tiene una idea, de nuevo hace falta valor para llevarla a cabo ¿Qué puede ayudar a hacerlo?
Empieza ya. No se sabe si el entusiasmo por una idea será mañana mayor o menor, entonces, ¿Por qué esperar? cuanto más entusiasmo, mejor. Además, esperar a comenzar algo siempre es malo, aplica la idea. Vencer la inercia implica que aparecerán más oportunidades.
Si se tiene que hacer algo, hay que hacerlo. Si no hay compromiso en aplicar una idea, probablemente luego se dirá, "si la hubiera aplicado..." Una de las mejores formas de comprometerse es invertir dinero en la idea, esto compromete y el compromiso genera acciones.
Marcarse un plazo, lo más corto posible. Es sorprendente lo que se puede lograr si se sabe que la idea tiene que aplicarse. Se pueden tener ideas, pero hay que aplicarlas en un plazo definido que es esencial.
Hacer una lista de las cosas que se tienen que hacer para aplicar la idea. Cada día hay que hacer al menos una de las cosas que figuran en esa lista, si se necesita un experto, hablar con el experto; si se necesita un diseño, hay que hacerlo; si se necesita un abogado experto en patentes, hay que contratarlo. Si se hace algo cada día, seguro que se conseguirá.
A quemar los barcos. Así se demuestra que un retroceso es imposible, si se necesitan recursos, hay que buscarlos, hay que comprometerse, no dar nunca marcha atrás.
Si se tienen problemas para vender la idea, hay que aplicarla uno mismo, mantenerse firme, darse un motivo… ahora que se tiene "casi" toda la teoría, llega el turno de poner en marcha "las ideas".
Bloqueos a la Creatividad
¿Por qué no siempre se es creativo?
Seguramente en muchas ocasiones, se ha estado ante problemas en los que por mucho que se intenta encontrar una solución, no resulta posible. Cuando se ve cuál era la solución, te das cuenta de que era verdaderamente simple, lo que está sucediendo es que existen algunos obstáculos o bloqueos.
Bloqueos perceptivos y mentales.- Este tipo de bloqueos no permiten captar cuál es el problema, ya que no se puede ver en todas sus dimensiones. Cuántas veces ha ocurrido esto en un examen, cuántos errores se comenten en las empresas. Lo que ocurre es que nuestros prejuicios llevan a plantear de manera errónea el problema y a darle soluciones inadecuadas. Algunos de los tipos más comunes son:
Dificultad para aislar el problema: En ocasiones, se obsesiona sólo con un aspecto concreto del problema, y por ello no se puede ver todo el conjunto. Esto suele ocurrir especialmente cuando hay cansancio y el umbral de percepción es menos sensible.
Bloqueo por limitación del problema: Se produce cuando se presta poca atención a todo lo que hay alrededor del problema y éste da pocas posibilidades de solución. En ocasiones, se delimita tanto que no deja hacer otros planteamientos.
Dificultad para percibir relaciones remotas: Cuando no se establecen conexiones entre los elementos del problema.
Dar por bueno lo sabido: En la vida cotidiana, muchas veces se dan por buenas cosas que no lo son, sin dudar de ellas. Cuestionar lo conocido, como si se tratara de algo nuevo o extraño, esto puede llevar a nuevos enfoques.
Rigidez perceptiva: Una de las características de las personas creativas es la flexibilidad o facilidad para pasar de una forma de percibir el problema a otra. Por ello, la rigidez en mantener la misma estructura perceptiva bloquea la búsqueda de soluciones distintas o cuando se centra en una sola línea de pensamiento.
Otros bloqueos: Incapacidad para distinguir entre causa y efecto, para utilizar varios sentidos cuando se observa o para definir términos.
Bloqueos emocionales: Estos bloqueos vienen de nuestra actitud, carácter, vivencias.
Algunos de ellos son:
Inseguridad en uno mismo. El creativo se lanza hacia lo desconocido, al riesgo de lo inseguro. El que desconfía de sí mismo se encierra en lo que ya conoce.
Temor a equivocarse o al ridículo: Muchas veces lo que piensen los demás puede limitar nuestros productos creativos por la posibilidad de que se fracase.
Aferrarse a las primeras ideas: Suelen ser aquellas sobre las que no se tienen prejuicios y el resto no se contrastan con estas primeras. El problema aparece cuando se insiste a que las primeras son las mejores o verdaderas, pero como se sabe, las buenas ideas no suelen venir al principio.
Deseo de triunfar rápidamente: Se necesita algo de paciencia (o a veces mucha, como ocurre en los casos de grandes creadores) para verificar y elaborar soluciones a determinados problemas.
Alteraciones emocionales: El temor, la angustia, la desconfianza, etc. son responsables de bloquear la creatividad, no permiten ser espontáneos y actúan acaparando nuestra atención en nuestra defensa o compasión.
Falta de motivación: Es necesario una gran dosis de motivación o constancia para llevar a cabo la labor que se está haciendo y mostrar nuestra creatividad.
Bloqueos socioculturales: La cultura, que es una fuente de riqueza, también puede empobrecer nuestros actos creativos. Algunos de ellos son:
Condicionamiento de pautas de conducta: La sociedad trata de establecer pautas o normas de comportamiento y presiona para que se acepten como normales, no soliéndo gustar aquello que no es estimado por la sociedad. La diferencia entre una persona creativa y otra que no lo es, es que la primera busca lo desconocido, a diferencia del no creativo, que lo rechaza. Esto condiciona el pensamiento. Se mantienen unas pautas de pensamiento que impiden plantearse nuevas soluciones, son límites en la forma que se perciben las cosas pero pueden corregirse mediante la educación.
Sobrevaloración social de la inteligencia: El razonamiento lógico y la memoria se sobrevalora en la sociedad, por encima del poder imaginativo y la divergencia, de modo que coarta la creatividad.
Sobrevaloración de la competencia y cooperación o la orientación hacia el éxito: Centrarse en estos dos objetivos puede hacer perder de vista el objetivo o problema, o bien hace moldear las ideas a la orientación para la que trabaja.
Bloqueos que proceden del entorno. Algunos de estos bloqueos son:
Las presiones al conformismo
La actitud autoritaria
La ridiculización de los intentos creativos
La sobrevaloración de recompensas o castigos
La excesiva exigencia de objetividad
La excesiva preocupación por el éxito
La intolerancia a la actitud lúdica.
Se han visto algunos de los obstáculos que impiden alcanzar un producto creativo. Mediante la presentación general de técnicas que fomentan la creatividad se consiguen sortearlos.
Actitudes que pueden bloquear a la creatividad
A continuación se presentan cada uno de los bloqueos a la creatividad:
Miedo a fracasar: Echarse atrás, no correr riesgos, exponerse lo menos posible para evitar el dolor o vergüenza del fracaso.
Renuencia a jugar: Estilo de resolución de problemas literal, excesivamente serio, no "tomar por el lado del juego" el material. Temor de parecer disparatado o tonto al experimentar con lo insólito.
Miopía ante los recursos: Fracaso en el reconocimiento de la energía propia, falta de apreciación por los recursos que ofrece el medio, es decir, por las personas y las cosas.
Exceso de certeza: Rigidez de respuestas en la resolución de problemas, reacciones estereotipadas, persistencia en un comportamiento que ha dejado de ser funcional, no verificación de los propios supuestos.
Evasión de frustraciones: Renunciar demasiado pronto cuando surgen obstáculos, evitar el dolor o la incomodidad que a menudo se asocia con cambios o soluciones de problemas distintos a los conocidos.
Sujeción a la costumbre: Excesivo énfasis en las formas tradicionales de hacer las cosas, demasiada reverencia por el pasado, tendencia a la conformidad cuando ésta no es necesaria o útil.
Vida empobrecida de la fantasía: Desconfiar de las imágenes internas de sí mismo y de otros, ignorarlas o relegarlas; valorar en exceso lo que se llama el mundo objetivo, real. Falta de imaginación en el sentido de pensar "supongamos que..." o "qué sucedería si...".
Miedo a lo desconocido: Evita situaciones que carecen de claridad o presentan una probabilidad de éxito desconocida; atribuir demasiada importancia a lo que se desconoce en relación con lo conocido; necesidad de conocer el futuro antes de seguiradelante.
Necesidad de equilibrio: Incapacidad para tolerar el desorden, la confusión o la ambigüedad; disgusto por lo complejo; excesiva necesidad de equilibrio, orden, simetría.
Renuncia a ejercer influencia: Miedo a parecer demasiado agresivo o prepotente al influir sobre otros; vacilación en la defensa de las convicciones propias; poca eficiencia para hacerse escuchar.
Renuncia a permitir que el proceso siga por sí solo: Procurar adelantar la solución del problema, cuando éste tiene su propio ritmo; incapacidad para dejar que las cosas se incuben o sucedan naturalmente; falta de confianza en las capacidades humanas, es decir, alude al hecho de pensar que la gente no puede resolver el problema por si sola.
Vida emocional empobrecida: Incapacidad de apreciar el poder de la emoción para motivar a otro, aplicar la energía para mantener a raya las expresiones espontáneas, falta de consciencia de la importancia que tienen los sentimientos cuando se trata de lograr el compromiso con el esfuerzo del individuo y del grupo.
Embotamiento de la sensibilidad: No emplear adecuadamente los sentidos básicos como manera de conocer; tomar contacto sólo en forma parcial con el propio ser y con el medio, atrofia de la capacidad de explorar (¿?); sensibilidad pobre.
http://habilidadesdelpensamientouv.blogspot.com/2009/12/pensamiento-creativo.html
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