En las últimas semanas, diversos medios han presentado noticias que parecieran indicar que el aumento del crédito en el Perú, especialmente del crédito a las personas, estaría llevando a excesos que serían motivo de alarma. Si bien las autoridades correspondientes siempre deben estar alertas a este tipo de riesgos para actuar con la debida anticipación, hoy argüiremos que el análisis de la información relevante indica que no hay evidencia de que se estén cometiendo excesos generalizados en cuanto al otorgamiento de créditos personales. Más bien, el análisis indica que lo realmente notable es el enorme y sostenible aumento en la inclusión financiera a lo largo de la última década.
Es probable que el gran aumento en la cantidad de personas que hoy tienen acceso al crédito formal explique que exista cierta percepción de que el aumento del crédito ha sido excesivo. En la última década, el número de créditos en el sistema bancario se ha casi cuadruplicado, de 1.6 millones a 6.0 millones. La gran mayoría de estos créditos, en número, son créditos personales. Este aumento en créditos podría parecer preocupante si no se considerase que el punto de partida sea una cifra extraordinariamente baja para un país con 30 millones de habitantes.
Para ilustrar el progreso del Perú en cuanto a acceso al crédito, basta con ver las cifras respectivas del Índice Global de Competitividad del Foro Económico Mundial. Hace diez años, el Perú se encontraba en el puesto 69 de 102 países en cuanto a facilidad de acceso al crédito, es decir, estábamos en la mitad inferior de la tabla. Al 2013, ocupamos el puesto 26 de 144 países, es decir, estamos en el quinto superior (ver gráfico 1). Esto es, sin duda, no sólo muy positivo sino prueba de un gran paso adelante en cuanto a inclusión financiera.
Pero podría haber otro motivo de preocupación. ¿No será que el aumento en el crédito a las personas está llevando a un endeudamiento excesivo? La mejor forma de responder a esta duda es comparar los niveles de endeudamiento de las personas con los niveles de ingreso de las personas, y determinar si las deudas están aumentando a un ritmo superior que la posibilidad de pagarlas. Usando la información mensual de la Superintendencia de Banca Seguros y AFPs (SBS) respecto al monto de crédito personal por deudor del sistema bancario, y la información mensual del INEI respecto al ingreso promedio de los trabajadores en Lima Metropolitana preparamos el gráfico 2. En él se muestra que en los últimos diez años ha habido una tendencia a que el peso del endeudamiento ha disminuido en relación al ingreso, tanto para el total de créditos personales como para los créditos hipotecarios. Es decir, el ingreso promedio ha aumentado bastante más que el crédito promedio, por lo cual hay menor carga relativa de la deuda. La tendencia no es perfectamente uniforme y los niveles de endeudamiento hoy son algo mayores que en su punto más bajo cerca de la crisis financiera internacional, pero no hay una tendencia marcada de crecimiento.
demás, debe tomarse en cuenta que, comparado con hace diez años, las tasas de interés se han reducido significativamente y los plazos del crédito han tendido a alargarse, por lo cual, incluso una misma carga de deuda resulta más fácil de atender que en el pasado. Es decir, la carga real de la deuda se ha comportado algo mejor de lo que muestra el gráfico 2. Si usamos cifras de ingreso familiar a nivel nacional los resultados de la tendencia son los mismos. En conclusión, la evidencia indica que ha aumentado enormemente el acceso al crédito pero no existe un nivel de endeudamiento creciente ni excesivo. Los casos que existen de dificultades financieras (y entre 6 millones de crédito serán muchos) no son un reflejo de una tendencia de excesos crediticios a nivel general.
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